El cierre del periódico La Verdad de Alicante ha sido una de las noticias más destacadas de esta semana en nuestra provincia. Este triste hecho se ha producido después de 53 años en la calle, y ha supuesto el despido de 20 trabajadores. Otro medio más que sucumbe a la crisis del sector.

Coincidió que el pasado miércoles 25 se celebraba la gala anual de la Asociación de la Prensa de Alicante, justo al día siguiente de producirse este hecho inesperado. La gala, con motivo del cierre de este periódico, se convirtió en el escenario de una protesta contra la misma, en la que no faltaron las críticas e incluso las autocríticas, y hasta las caras de funeral protagonizadas por el presidente, Pepe Soto, que apareció visiblemente disgustado. Zardoya reclamó que los usuarios, en vez de tomarse el café en el bar aprovechando para leerse el periódico de gratis como hacen tantas personas, pero pagando, eso sí, el café, compraran únicamente el periódico. Propuesta utópica y en consecuencia irrealizable. Y es que no se pueden poner puertas al campo. Ni hay quien controle el número de lectores por cada periódico vendido, ni es posible obligar a los lectores a que compren la prensa si no quieren. Entonces, ¿qué hacer ante la actual situación? Como acertadamente nos recordaron las dos presentadoras del acto, las periodistas Rosalía Mayor y Ana Poquet, en los últimos años han cerrado las delegaciones de ABC y El País, la de El Mundo sigue abierta pero se ha quedado en cuadro, y ha habido reducciones de plantilla incluso en este periódico, aunque sea el de mayor difusión en la provincia de Alicante.

Nadie está a salvo de los cambios que la era tecnológica del siglo XXI nos está trayendo en todos los ámbitos de nuestra vida. El periodismo está igualmente sometido a los cambios que la velocidad, consecuente al desarrollo de la tecnología, nos está trayendo. El periódico de mañana ya está casi obsoleto en cuanto a las noticias en sí. Por tanto, es inútil oponerse al sentido de los tiempos, como reclamaban algunos periodistas ingenuamente. Lo que necesita el sector es adaptarse a la situación, ofreciendo contenidos de calidad que estén reservados para quienes quieran pagar por ellos, y apoyándose en la publicidad. El periódico en papel será dentro de poco una reminiscencia del pasado y es imprescindible subirse al carro de las redes sociales, los contenidos online, los vídeos y los enlaces, aunque a muchos nos suba la adrenalina al abrir el periódico tan planchado por la mañana y desearíamos que las cosas fueran de otra manera.