aya con Montoro, nos ha dado hasta en el carnet de identidad con los Presupuestos Generales del Estado para 2017. La Comunidad Valenciana lleva discriminada en el sentido presupuestario desde hace años, existiendo hegemonía de gobiernos del PP. En los nuevos Presupuestos el ministro nos ha bajado un 33% el presupuesto de este año, dejándonos a la cola de España en cuanto a asignación por habitante. Menos mal que la flamante recién nombrada presidenta del PPCV, Isabel Bonig, una especie de Agustina de Aragón o mejor dicho Valencia, ha manifestado su «rechazo absoluto» a este «atropello» discriminatorio de los valencianos, sumándose a la «Declaración institucional». Este documento ha sido aprobado, además de por el PP, por el PSOE, Compromís, Podemos y Ciudadanos. Lo positivo dentro de esta injusta situación es que se ha convocado una reunión de todos los senadores y diputados elegidos en las circunscripciones valencianas para el día 25 de abril. Tal vez como reacción consigamos un poco de unidad de todas las fuerzas políticas, en pro de la defensa del territorio valenciano y de sus habitantes. Ojalá.

De otra parte, hemos tenido una excelente noticia estos días. En la misma semana que nos meten el rejón en Madrid, sabemos que se ha firmado un importantísimo convenio entre la Fundación Amancio Ortega y la Generalitat Valenciana, por el que la Fundación nos dona a todos los valencianos cerca de 30 millones de euros, destinados a reponer equipos oncológicos y a suministrar otros nuevos a nuestros hospitales. En definitiva, se trata de paliar el déficit de tecnología que padecen los hospitales públicos para el tratamiento de los pacientes con cáncer. No soy una blandengue, pero al leer la noticia y ver que uno de los beneficiarios principales es el Hospital de San Juan, con 6 millones de euros, me puse a llorar como una niña. Sé de primera mano lo regular que funcionaba este servicio de radioterapia, a pesar del enorme esfuerzo y dedicación de los facultativos y de la serena paciencia de los enfermos. Enfermos que a veces tenían que esperar durante horas para recibir su tratamiento, pese a encontrarse francamente mal, porque no había otra solución, puesto que el Hospital de Sant Joan es el único centro público en la provincia de Alicante con servicio de radioterapia, así como centro de referencia en medicina nuclear para el tratamiento de enfermos con cáncer. Así que de mi parte y de parte de muchos enfermos anónimos, que no disponen de un espacio como éste para poder expresarse públicamente, un millón de gracias a la Fundación Amancio Ortega y a Amancio Ortega.

Gracias por este mecenazgo tan necesario, de todo corazón.