El nuevo Consell ha tomado la sabia decisión de enterrar el plan eólico confeccionado por el anterior gobierno autonómico, que en el caso de El Comtat provocó un rechazo generalizado por su fuerte impacto ambiental y paisajístico. La promesa desde ahora es contar con los ayuntamientos y las asociaciones, lo que sin duda ayudará a despejar el tufo de que sólo se acuerdan de las zonas rurales cuando hay que colocarles un marrón.