Ya es oficial. No hay canción del verano. Hace uno o dos, que no me acuerdo ya porque todo pasa volando cuando eres papi, fue Despacito. Despacito fue como Ronaldo. O sea, arrasa hasta que cansa y ya, el olvido. Atrás quedó María Isabel, Los Pajaritos, y más recientemente, los Bisbaleos.

Pero este verano no hay campeón. A mí me ha picao la del anillo. Me sulivella. Y el anillo... pa cuándo? Sublime. Entro aquí con gran precaución en terreno espinoso. Será un momento. Con el anillo hay dos versiones. La que ve un canto tradicional al paradigma rancio de la señorita que sólo quiere esponsales, y la que anhela una reivindicación de dignidad frente al machismo sexual que solo busca placer sin compromiso. La primera convierte a Jennifer López en facha casposa y la segunda en heroína del feminismo.

Ahí lo dejo, porque he asistido a enconados debates entre ellos y entre ellas con esta trascendental disyuntiva. Bien, vale, pero... y el anillo pa cuándo? Se me escapó párrafo arriba, la palabra compromiso, que ya es ingenua y decadente. Y ahí esta la llave. Consciente o no, Jennifer, que ya la llamo con confianza, extrae la espada de Arturo del yunque de la levedad. Todo es liviano, todo cabe en el pajarito de caracteres finitos, aunque al fin ampliados al doble. En Insta entramos y salimos con nuestras mejores viandas y parajes... y en el pajarito arreglamos España un rato y seguimos con el mojito... pero... y el anillo pa cuándo?

En grupos de WhatsApp, ya ni en los privados, retomamos viejas amistades descuidadas para acallar conciencias propias. Hasta los pésames los damos ya por el grupo «los colegas de siempre», y rematamos despachando esas mismas amistades por calentones whatsapperos sobre Franco, que es lo que toca ahora, como si no hubiéramos aprobado esa asignatura en junio (diciembre del 78) y nos obligan a ir a recuperación en septiembre, para ver si por fin, suspendemos una troncal.

Y el anillo pa cuándo? Los denostados partidos políticos, (casi siempre por culpas propias), andan a la caza del independiente. No, es que yo no soy «de carné» (si le quitamos el acento final, mantiene su significado) sino que pertenezco a otro parnaso. Soy independiente y por tanto, más libre. Así haré como en twitter, me vuelvo al mojito cuando ya no tenga likes. Me encantaba cuando Moscú Valenzuela, sistemáticamente respondía a los que le proponían a independientes como valor añadido : «Independiente ¿de quién?», que es la versión anterior del "...y el anillo pa cuándo?".

De pequeño me puse el anillo del Barça, cosas de críos. Y a fe mía que se complica llevarlo. Ya saben... los indepes nos lo complican. Curioso, otra vez, lorindependientes. A lo que voy. Me llevé al peque al Camp Nou el otro día, porque todo pasa volando cuando eres papi. Era asignatura pendiente. Fascinado quedó con Messi. Y yo con hordas de turistas de toda nacionalidad que esgrimían sus esteladas compradas a los manteros por la tarde, se las pusieron para el 17,13 (el minuto por antonomasia) y gritaban llibertat con deficiente pronunciación mientras se hacían el video-selfie para el pajarito. Para el min 18, el atrezzo ya estaba en la bolsa y ya sólo se veía la marca de la camisa (esa ya no era de mantero). Volvieron a su mojito, pero sin anillo.

Al menos, yo he encontrado mi canción del verano.