En los días en que el frío se empieza a dejar notar, con esas humedades mediterráneas que nos corroen los huesos en contraste con esos cielos azules de sol y mar, los desvelos de los taurinos viran naturalmente su objetivo hacia los aficionados. Ellos, que no dejan de constituir el sustento último de la fiesta (¡ay de toros y toreros el día que no existan esos feligreses entregados al sagrado misterio del toreo!), toman el relevo de mantener encendido el pabilo de una vela amenaza cada vez por más vientos que, en el proceso de resistencia, la hacen más fuerte.
Hace un par de semanas, concretamente el 25 de octubre, pudimos disfrutar de una charla organizada por la Tertulia Taurina Amigos de Nimes (en colaboración con el Ayuntamiento) durante la cual el veterano periodista José Luis Benlloch ofreció una personal interpretación del panorama actual de la fiesta, con todos sus pros y sus contras. El valenciano, director de la revista Aplausos, incidió en que, a pesar de que los ataques son ciertos y terribles hacia la tauromaquia, la salud de esta no es tan mala como muchos insisten en afirmar. Amplio éxito de convocatoria, con los estupendos salones del Museo Taurino completos. Los tertulianos organizadores del evento comenzaban así una serie de actos que tuvieron su prólogo el 26 de julio en el sentido homenaje ofrecido a la memoria de Paquito Esplá y que continuarán el próximo 29 de noviembre, de nuevo en las instalaciones del Museo Taurino, en esta ocasión para escuchar las sabias palabras del catedrático de literatura española en la Universidad de Alicante Ángel Luis Prieto de Paula sobre las letras en la Edad de Oro del toreo. A buen seguro que los vastos conocimientos del profesor y crítico literario aportarán clara luz a una época tan rica en matices artísticos a todos los niveles.
Y cerrarán estas jornadas los Amigos de Nimes con su tradicional Gala Taurina Alicantina el primero de diciembre, en la que concederán sus galardones anuales, que en esta ocasión han recaído en Ángel Álamo, aficionado práctico y alguacilillo en el coso alicantino desde hace veinte años; en el portal Toros Noticias Murcia, con Pepe Castillo al frente, por su labor informativa en la que siempre hay un hueco para los alicantinos; en la Fundación Toro de Lidia por su labor en defensa de la tauromaquia; y en el matador de toros alicantino Juan Antonio Esplá como reconocimiento al cuadragésimo aniversario de su alternativa.
El caso del menor de los hijos toreros de Paquito Esplá se suma al de tantos espadas de clase y valor que, por diversas causas, no pudieron llegar a consolidarse en los primeros puestos del escalafón pero, sin embargo, sí dejaron huella en los aficionados. Tomó la alternativa Juan Antonio en el Coliseo de Mallorca, de manos de su hermano Luis Francisco y en compañía de José Luis Palomar el 3 de septiembre de 1978, con ganado de Pilar Población. Dos meses después se llevó el Escapulario de Oro de la feria de Lima (Perú) tras indultar un astado de La Pauca, en uno de sus mayores triunfos como torero. La confirmación en Madrid llegaría el 1 de agosto de 1982, con José Fuentes de padrino y Luis Reina de testigo, ante astados de José Escobar. Su trayectoria irregular, con mayor predicamento en los primeros años ochenta, no resultó acorde a la calidad de su toreo, quizá bajo la comparación continua con su hermano mayor, con el que prodigó el toreo de capa al alimón en tardes para el recuerdo en nuestra plaza de toros. Merecido homenaje, claro que sí, para «Tono» Esplá.
Y para cerrar con la afición, el pasado viernes tuvo lugar la reinauguración de la sede del Club Taurino de Alicante, que ha acometido reformas que han dado a su local un nuevo aire más actual y dinámico. Una nueva imagen para el club decano de la afición de la terreta, que contó con la participación del alcalde Luis Barcala en una muestra más del apoyo de su equipo de gobierno a los vecinos taurinos de la ciudad. Con toda naturalidad. Con la buena afición.
