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Emilio Bascuñana

Nunca más las dos Españas

El acto de la Constitución cambia y se restringe para adaptarse a la pandemia

Somos muchos los que hemos celebrado el 42 aniversario de nuestra Carta Magna imbuidos en una extraña tristeza y una profunda preocupación por nuestra democracia, la libertad, y la falta de tolerancia.

No queremos volver nunca más a “las dos Españas”. Confiarnos e ignorar el riesgo de volver a la España dividida que algunos de nuestros dirigentes buscan y otros confían tener controlado, resulta demasiado peligroso y podría tirar por tierra el sacrificio de nuestros padres y abuelos para legarnos este país de valores, y concordia donde convivir todos a una.

Hace 42 años, salimos de aquella llamada “democracia orgánica”. En 1978, la situación también era compicada, dos Españas se miraban frente a frente. A un lado, franquistas, centro-derecha democrática y liberales; al otro, socialistas (marxistas hasta 1989) y comunistas.

Hacía falta políticos con firme voluntad, generosidad, capacidad de renuncia y sensatez (copio a Rubén Amón) “para conducir correctamente a través de ese aparente callejón sin salida siendo el principal bien que se procuraba obtener y punto de partida: Un estado social y democrático de derecho para todos los españoles, como marco para la convivencia futura sin más conflictos”.

Los padres de la patria (Cisneros, Herrero y Pérez-Llorca, por UCD; Fraga, por AP, Solé Turá, PCE, con Roca y Junyent del PDC) fueron capaces de parir ese texto que respalda a fecha de hoy la gran mayoría de españoles pero que algunos precisamente bajo su amparo, quieren retorcer para transformar las instituciones y afianzarse en el poder. Todos sabemos quienes son porque además presumen de ello.

Rebajar entonces la mayoría de edad, me permitió que con 19 años pudiera votar y que hiciera campaña a favor de su aprobación. Los jóvenes estábamos convencidos de estar haciendo algo importante, estábamos construyendo nuestro país.

La gran transformación social que ha vivido España ha venido de la mano de la alternancia en el gobierno que han llevado a cabo PP y PSOE. El crecimiento de nuestro país y su ubicación actual entre los más desarrollados, es fruto de esas políticas europeístas llevadas a cabo por gobiernos de izquierdas y derechas.

Hoy tenemos en España un “gobierno títere” sometido por esos socios cuyo único propósito es quemar a fuego lento nuestra Carta Magna y destruir el estado tal y como la gran mayoría de españoles lo queremos. Demoler desde dentro las instituciones no es una opción democrática.

La democracia se basa en la capacidad de decisión de las mayorías, respetando las minorías, pero nunca sometiendo a éstas el criterio de las mayorías que tienen que prevalecer con libertad, sin chantajes. Es preciso reformar la Ley Electoral para permitir gobernar al partido más votado evitando verse sometido ante las “llaves mágicas” de las minorías.

La mayoría de los españoles queremos tolerancia, cordialidad, concordia y libertad, añoramos esa voluntad de construir que, desde las diferentes perspectivas, había en aquel bipartidismo centrado evitando intransigencia, radicalidad y confrontación.

Hay demasiado en juego, Somos un pueblo maduro, no nos confiemos y ejerzamos nuestra responsabilidad.

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