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Antonio Balibrea

El 23-F de Donald Trump

Los seguidores de Trump asaltan el Capitolio.

Todavía tiene el botón nuclear, durante los próximos diez días. Ni está loco, ni ha sido una ocurrencia, ni mucho menos es en defensa de la democracia. Donald Trump es el “elefante rojo”- el símbolo del partido Republicano- que esperaban los golpistas que asaltaron el Capitolio norteamericano coincidiendo con la reunión plenaria de las dos cámaras Congreso y Senado. Ha sido su 23F particular.

Quizá en las próximas semanas nos expliquen por qué diez secretarios de estado- ministros- de Defensa los últimos que aún viven, ocho de ellos republicanos y dos demócratas, suscribieron una carta el pasado domingo, publicada en el Washington Post, en que denunciaban que "los esfuerzos para involucrar a las Fuerzas Armadas en la resolución de disputas electorales podría llevarnos a un territorio inconstitucional, ilegal, y peligroso", "los altos cargos militares y civiles que dirijan o lleven a cabo esas medidas deberán ser considerados responsables, lo que incluye responsabilidades penales por las graves consecuencias que su acciones pueden tener para nuestra República". "Nuestras elecciones han ocurrido. los resultados y las auditorías del voto se han llevado a cabo. Las cuestiones legales han sido decididas por la justicia. y el Colegio Electoral ha votado. La hora de cuestionar los resultados ha pasado”, concluyen. Exigen al gobierno de Donald Trump que deje de obstruir la transferencia de poderes al ganador de las elecciones, Joe Biden, y expresan su temor ante la involucración de las Fuerzas Armadas para impedir el normal desarrollo del proceso constitucional. La carta termina instando a los miembros del departamento de Defensa a “abstenerse de cualquier acción política”. La iniciativa partió de Dick Cheney, un republicano que fue secretario de Defensa durante la presidencia de George Bush y, luego fue vicepresidente con George W. Bush.

El mes pasado el secretario, y el jefe del Ejército ya habían declarado "que las Fuerzas Armadas no tienen ningún papel que jugar en la elección del presidente”. Lo mismo dijo el jefe del Estado Mayor Conjunto el general Mark Milley. Sin embargo, Mike Flynn, ex jefe de la Inteligencia Militar, le propuso recientemente a Trump la instauración de la ley marcial en varios estados en los que había perdido las elecciones, y la repetición de los comicios. Trump acababa de indultar a Flynn por su participación en la “trama rusa”.

La alcaldesa de Washington DC pidió al presidente el envío de la Guardia Nacional para reforzar la seguridad en la Capital Federal, en estas fechas. Trump desoyó la petición. Al fin y al cabo, los encargados del asalto eran los “proud boys”- “chicos orgullosos”- un grupo neonazi que ya ha intervenido reprimiendo las manifestaciones de los Live Black Matter; y los del QAnon, la extrema derecha “conspiranoica” en Estados Unidos. Unos y otros venían comentando y fomentando en las redes su intención de asaltar el Capitolio.

En el último mitin ante la Casa Blanca, Trump alentó a sus partidarios a marchar sobre el Capitolio, tras haber ordenado a su vicepresidente que no certificara los resultados de las elecciones, y, la semana pasada, haber exigido al responsable de las elecciones en Georgia que “encuentren votos” para cambiar el resultado. Trump no cree en la democracia, lleva meses diciendo que no aceptaría los resultados si no ganaba. Para él una derrota era un fraude. Seguramente detrás del escrito de los ministros de Defensa está el conocimiento que tienen de que los máximos responsables de las fuerzas armadas norteamericanas han sido tanteados para intervenir. Trump ha fomentado la sedición, ha actuado con deslealtad a la Constitución Norteamericana, rompiendo su juramento. Tiene vocación de nazi.

El Parlamento USA podrían iniciar un impeachment, o su propio vicepresidente y gobierno declarar su incapacidad en base a la enmienda 25, pero mientras tenga el dedo en el botón nuclear mejor esperar diez días.

Lo que ha dicho Vox sobre el asalto era de prever, pero es lamentable que, en una desgraciada intervención, el secretario del Partido Popular, Teodoro García Egea, compare el asalto al Capitolio con las movilizaciones promovidas por el movimiento 15-M o por Podemos para rodear el Congreso. En un partido que pretende gobernar no condenar rotundamente el asalto al Capitolio, o justificarlo de manera encubierta, como Vox, es toda una declaración de intenciones. Claro, que también han sido muy comprensivos con los ex militares que mandan cartas a Felipe VI para que haga de rey de Oriente y no de rey constitucional. A algunos se les ve el plumero.

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