Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Doménec Ruiz Devesa

EUROPA A TRAVÉS DEL ESPEJO

Domènec Ruiz Devesa

Unión sanitaria: la política europea de vacunación

Vacunación covid-19.

Se está dedicando, con razón, mucha atención a los diferentes ritmos de vacunación en la Unión Europea, Gran Bretaña, o los Estados Unidos. Se debe esto a una multiplicidad de factores, pero también a la vara de medir que se utilice, como se explicará más adelante. En todo caso, para poner las cosas en su justa medida, cabe recordar que incluso a la altura del principio de la primavera de 2021, y sin perjuicio de la evolución de las distintas campañas de vacunación, tanto el Reino Unido como Estados Unidos siguen presentando peores estadísticas que la UE en cuanto a infección y mortandad. Repasemos los datos de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins. En la UE, 1 de cada 18 habitantes ha sido infectado, y 1 de cada 750 habitantes ha fallecido como consecuencia de la pandemia de la Covid-19. En el Reino Unido, 1 de cada 16 habitantes, se ha infectado, y 1 de cada 555 habitantes ha muerto. En Estados Unidos, la tasa de infección es peor que en el Reino Unido, donde 1 de cada 11 habitantes se ha infectado, pero marginalmente mejor en fallecidos, siendo 1 de cada 589 habitantes.

En cuanto al proceso de vacunación en sí, se ha imputado a la Agencia Europea del Medicamento (AEM) lentitud en procesar las autorizaciones, con el consiguiente arranque posterior de la campaña, pero es importante tener presente que, a diferencia de las agencias británica y estadounidense, la AEM no cuenta con un procedimiento de urgencia porque en su día los Estados miembros no quisieron otorgarle esta competencia. En lo que respecta al ritmo de vacunación, y sin menoscabo de las carencias de la estrategia europea y de su implementación, que luego analizaremos, la estadística más popular (y errónea) mide una sola inyección, y así aparecen extraordinariamente adelantados otros países respecto de la UE. Pero cómo es sabido, tanto la vacuna de Pfizer-Biontech, como Moderna, y AstraZeneca, requieren dos dosis para obtener la inmunización. Pues bien, utilizando la medida correcta, tanto la UE como el Reino Unido han inmunizado al 5,3 por ciento de la población, estando países como Italia y España más adelantados (5,4 y 6,1 por ciento, respectivamente). Hay que tener en cuenta además que Londres no ha respetado los plazos entre la primera y la segunda inyección, para maximizar la primera ronda, en contra del protocolo, lo que no es una cuestión baladí.

Ciertamente la estrategia europea, pilar fundamental de la unión sanitaria, ha sufrido un duro golpe desde el punto de vista del suministro por los reiterados incumplimientos de AstraZeneca, lo que no es el caso, en general, del resto de proveedores. Pfizer-BioNTech y Moderna cumplen con lo establecido en los acuerdos. En ambos casos, la Comisión Europea confirmó además una compra adicional de 300 y 150 millones de dosis respectivamente. Lo que contrasta con AstraZeneca: de un total de 300 millones de dosis a entregar durante el primer semestre de 2021 (enero-marzo), se acabaron entregando 30 millones (con una previsión anterior de 90 millones). De igual manera, en el segundo trimestre (abril-junio) se han prometido 70 millones de los 180 previstos, de los cuales aun no se han suministrado ni el 30 por ciento en el mes de marzo. Resulta particularmente hiriente que, en cambio, esta empresa haya mantenido íntegramente sus compromisos con el Reino Unido. Como apunté en mi colaboración del 7 de febrero del corriente, la Comisión Europea prepara ya acciones legales contra la multinacional anglo-sueca.

También hay que señalar que algunos países, como Austria, pero no solo, compraron más dosis de AstraZeneca, y diversificaron menos su cartera, por ser más baratas, por lo que han acusado más la falta de suministro. En todo caso, resulta imperativo aumentar las capacidades de producción de vacunas en la UE, sin que quepa descartar recurrir a licencias obligatorias de fabricación o suspensión de patentes. Hasta el momento, existen 60 centros de producción de vacunas en todo el mundo, de los cuales 40 están en Europa. Sin embargo, la producción de BioNTech, Moderna y AstraZeneca depende, en gran medida, de países extracomunitarios. Pfizer-BioNTech, tras haber ampliado ya la planta de producción más grande del continente, en Puurs (Bélgica), ha invertido esfuerzos en habilitar una planta en Marburg (Alemania), ciudad medieval con tradición en la creación de vacunas, para asegurar una producción adicional de hasta 250 millones de dosis para la primera mitad del 2021. Es preciso contemplar también las necesidades de producción de vacunas actualizadas frente a las nuevas variantes.

Por otro lado, la UE espera incorporar tres vacunas en el segundo semestre. El 11 de marzo del 2021, la AEM aprobó la vacuna Janssen (única dosis, 67% efectiva y bajo coste), con quien la UE firmó un acuerdo de compra de 200 millones de dosis con opción a 200 millones más. Adicionalmente, la AEM está evaluando las vacunas NovaVax (casi 90% efectiva) y CureVac (bajo ensayos). Con la primera, la UE firmó su séptimo acuerdo de compra de 100 millones de dosis con opción a 100 millones más. Con la segunda, la Comisión llegó a un acuerdo para adquirir 225 millones de dosis con opción a 180 millones más. La Comisión Europea mantiene por tanto el objetivo de inmunizar al 70 por ciento de la población continental no más tarde del verano de 2021.

Otro factor a tener en cuenta es el hecho de que la Unión Europea ha permitido la exportación de vacunas al resto del mundo, llegando a las 40 millones de dosis distribuidas en 33 países diferentes, de los cuales, 11 millones se enviaron a Gran Bretaña. Por el contrario, Reino Unido no ha destinado ni una sola dosis a la UE, mientras que Estados Unidos tampoco ha permitido la exportación al resto del mundo. Creo que la UE ha actuado correctamente con carácter general, al contrario que el mundo anglosajón, en seguir suministrando vacunas a terceros países, pues la pandemia es global y la solidaridad uno de nuestros valores. Por ello, COVAX, el mecanismo internacional en el que la UE es el principal impulsor, y cuyo objetivo es garantizar un acceso justo y equitativo a las vacunas contra la Covid-19 en los países de ingresos bajos y medios de todo el mundo, se ha materializado ya en suministros a 23 países de los 92 a los que pretende auxiliar. Por ello creo que esta iniciativa merece el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. Hay que tener en cuenta también que el proteccionismo es un arma de doble filo, ya que precisamos de materias primas para la producción de vacunas que hay que importar. Pero lo que está claro es que no se puede ser ingenuos y exportar a países desarrollados que no actúan con reciprocidad, como los países más arriba citados, lo que ha confirmado el Consejo Europeo el 25 de marzo, y particularmente las vacunas producidas en Europa por una empresa incumplidora. Hizo bien Italia en parar recientemente un envío de 250.000 dosis de AstraZeneca a Australia, y en detectar y confiscar un stock de 29 millones de dosis que, en parte, parece que iba destinado a Gran Bretaña. Entretanto, la UE reclama a los americanos la autorización de exportación tanto de dosis como de materias primas para la producción interna.

Pero el limitado suministro no ha sido el único factor, sino que también ha influido significativamente la lentitud o la desconfianza en la administración de dosis en algunos Estados Miembros, de lo que no cabe culpar a la UE. Mientras que en España hay muy poca diferencia entre dosis recibidas y administradas, el Corriere della Sera afirmaba el 8 de marzo de que, de un millón y medio de dosis recibidas, se habían administrado poco más de quinientas mil, diferencia que no se justificaría ni siquiera si todas estas fueran primeras dosis. En Francia hay una fuerte y preocupante corriente anti-vacunas. También se han quedado cientos de miles de dosis de AstraZeneca sin distribuir en muchos Estados miembros por las infundadas declaraciones sobre su falta de efectividad en personas mayores o sus supuestos efectos secundarios, y las consiguientes medidas unilaterales de suspensión de administración por parte de algunos Estados, en contra del criterio de la AEM.

Entretanto, Rusia y China siguen con su diplomacia de las vacunas. Algunos Estados miembros les hacen el juego haciendo mella en la solidaridad europea. Hungría adquirió vacunas de ambos países (5 millones rusas y 2 millones chinas), las cuales no cuentan con autorización de la AEM. La decisión de importar dosis de Sputnik V ha provocado la caída del primer ministro en Eslovaquia. Pero lo cierto es que las apariencias engañan y que estos países se encuentran simplemente ocupados en una campaña global de propaganda. Hasta el momento, más de 50 países de diferentes partes del mundo, en especial de América Latina, han pedido millones de dosis de Sputnik-V. Ahora bien, en Rusia se desconocen los datos exactos de la campaña de vacunación, pero según publicó el New York Times el 19 de febrero de 2021, la distribución interna actual no alcanza a cubrir ni siquiera la totalidad del personal sanitario, por ejemplo. Según publicaba el Financial Times el 27 de febrero de 2021, África comprará dosis a las distintas farmacéuticas, siendo Sputnik-V la vacuna que pagará a precio más caro.

En cuanto a China, a pesar de ser el primer país en empezar con la vacunación, en julio de 2020, y ser el segundo país del mundo con más suministro de dosis a su población, no prevé poder vacunar a la totalidad de los habitantes antes de 2022. A principios de febrero de 2021 había administrado hasta 40.5 millones de dosis en distintos países, pero solamente a 3 de cada 100 de sus habitantes. La falta de información sobre los ensayos de laboratorio y el desconocimiento de los efectos secundarios de las vacunas lleva a la población a la reticencia a vacunarse. Incluso personal médico de los hospitales se muestran escépticos. No obstante, el país tiene previsto destinar 500 millones de vacunas a los pactos bilaterales con otros países y 10 millones de dosis a través de la iniciativa COXAV.

A propósito de comunicación, alguna mejora también ha habido en Europa, al confirmarme la presidenta Von der Leyen en carta fechada el 23 de febrero en respuesta a mi petición sobre este particular, “que las compañías farmacéuticas han aceptado añadir el emblema de la UE en las cajas de las dosis de las vacunas”, añadiendo que “algunos medios han mostrado ya estas imágenes”. Lo que es evidente es que más allá del problema ocasionado por AstraZeneca, y del que hay que extraer lecciones a futuro, solo unidos como europeos podemos desarrollar con éxito esta inédita campaña general de vacunación, que hay que corregir y aumentar. Sin duda, la ampliación de las competencias europeas en esta materia será uno de los grandes temas que abordará la Conferencia sobre el Futuro de Europa, cuyo arranque está previsto para el 9 de mayo de este 2021.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats