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Juan Tapia

¿Con Vox sería el fin del mundo?

El presidente de Vox, Santiago Abascal

Isabel Díaz Ayuso declaró el viernes a El Mundo: «Gobernar con el apoyo de Vox no sería el fin del mundo». Tiene razón, el fin del mundo es una cosa demasiado seria. Pero ella había dicho que llevaba «dos años prisionera de Cs y de Vox» y que no veía otro escenario que gobernar sola. Quería la mayoría absoluta, parece que no la tendrá. 

Ayuso prepara así un escenario menos bueno. Tendrá un éxito al doblar escaños (de 30 a 59 o 60), pero quedará por debajo de la suma de las tres izquierdas y para ser investida necesitará el voto (no ya la abstención) de la decena de diputados de la extrema derecha. ¿Qué exigirá Vox a cambio? ¿Estar en el Gobierno? 

Quizás ahora convenga preguntarse por las causas reales de la gran subida de Vox en poco más de dos años. Hay razones como la ruptura de las expectativas económicas tras la crisis del 2008 que son muy generales (Trump, Brexit, Le Pen, Salvini…). O el rechazo a la inmigración y la globalización. En España hay también la reacción contra el independentismo. Pero en las elecciones del 2016 (ya había habido crisis, inmigración y separatismo) Vox sacó solo 42.000 votos en toda España y ningún escaño.

Debe haber pues razones más políticas. Vox irrumpe por primera vez, un 10,9% del voto, en las elecciones andaluzas de diciembre del 2018, convirtiéndose en la quinta fuerza de la autonomía. Es posible que se debiera –crisis del PSOE andaluz aparte– a la frustración de la derecha por la pérdida del PP del Gobierno de España el mayo anterior, con Rajoy ausente del Congreso y su escaño ocupado por el bolso de la vicepresidenta. El éxito de la moción de censura, y el caso Gürtel que la propició, pudo hacer que parte del electorado conservador emigrara a Cs y a Vox.

El fenómeno se repite, en proporciones similares, en las primeras legislativas del 2019, las de abril, donde Vox saca el 10,2% de los votos y se convierte en la quinta fuerza en el parlamento español. Y vuelve a ocurrir en las autonómicas de mayo. Vox saca un 8,8% en Madrid, siendo también la quinta fuerza.

El gran salto tiene lugar solo pocos meses después, en noviembre, cuando se tienen que repetir las legislativas. Vox obtiene ya 3,6 millones de votos, el 15,1% del total, y pasa de la quinta a la tercera fuerza parlamentaria, por delante de Podemos y de Cs. Cs se hunde, cae de 57 a 10 escaños, y Vox se dispara de 14 a 52. La decepción con el PP como gran partido de la derecha, que en Andalucía y las legislativas de abril había propulsado a Cs y a Vox, ya beneficia solo a Vox.

¿Por qué? Porque los tres primeros partidos de abril –PSOE, PP y Cs– fracasaron al no lograr formar Gobierno. El primer responsable fue Albert Rivera, que podía haber sido vicepresidente de Sánchez, o simplemente haber permitido la investidura y actuado luego en función de las circunstancias. Además, Rivera y Casado alimentaron a Vox al proclamar que Sánchez era un gran peligro y llevaría a España a la ruina por haberse apoyado en Podemos y el independentismo catalán. 

Si Sánchez es casi el Anticristo y el PP y Cs no lo logran derrotar, y además el parlamento no cumple su función de elegir un Gobierno, ¿por qué no manifestar el descontento votando a Vox, que hace un discurso todavía más directo contra quién va a romper España? Quizás esa sea la primera causa de la espectacular subida de Vox entre abril y noviembre del 2019.

Pedro Sánchez tampoco hizo ningún gesto claro de querer negociar, tras la negativa de Podemos a investirle ,el apoyo de Rivera –o de Casado- para evitar la catástrofe de repetir elecciones. Quizás apostó a que, al haberse negado a la coalición con Podemos, y al decir que ni él ni los españoles dormirían tranquilos con Iglesias en el Gobierno, podría pescar votos de Cs. No fue así, el PSOE no subió y tuvo que pactar con Podemos.

El fracaso del PSOE, Podemos, PP y Cs a la hora de elegir un Gobierno tras las primeras legislativas del 2019 es una de las causas de la fatiga con el sistema y el rechazo a la política que en las segundas legislativas de aquel año, las de noviembre, benefició a Vox. 

¿Por qué el fallo del sistema que en el 2015 generó el fenómeno Podemos, en el 2019 aupó sólo a Vox? Habrá que analizarlo.

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