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Ramón Pérez

El Intercity y la gestión del CFI Alicante

El club celeste, actual campeón de Preferente, está ahogado por una deuda de 130.000 euros y sopesa la oferta de Salvador Martí, interesado en usar más horas Villafranqueza y en pescar en su masa social - Una gestora encabezada por Antonio Alcaraz maneja ahora el club

Fachada del estadio Antonio Solana, en Villafranqueza. | JOSE NAVARRO

Resulta cuanto menos curioso que con dos dueños multimillonarios, Hércules e Intercity, peleen por el tesoro de un tercero. Un tercero pobre, zarandeado y siempre al filo del abismo como es el Alicante, que disfruta de la concesión del estadio Antonio Solana pese a ser de titularidad municipal. Los dos primeros han cogido turno para disfrutar del campo, un oasis de césped natural entre tanto artificial que tiene la ciudad, para esta próxima temporada que asoma sigilosamente. Mientras, el Alicante, refundado hace años pero con su lustre de siempre –acaba de ser campeón de Preferente-, lidia con una nueva deuda amenazante.

El hasta ahora presidente, el italiano Rocco Arena, se va a atender el otro club que maneja, el Messina, y el club celeste queda con unos 130.000 euros pendientes de pago. Una cantidad esta que asfixia a un club que ha quedado ahora en manos de una junta gestora encabezada por Antonio Alcaraz, célebre mecenas del fútbol regional alicantino, y que también cuenta con otras cabezas visibles como Luis Manuel Morote, expresidente de la entidad. Ellos deben ser quienes decidan qué rumbo cogerá la entidad de Villafranqueza; ahora barajan varias propuestas de papel y una más seria, la del Intercity, que promete asumir la deuda de los celestes.

En el seno del Alicante, división de opiniones. Unos ven con buenos ojos la operación con Salvador Martí, aun sabiendo que procederá a tal negociado con el propósito de ganar horas de entrenamiento en el Antonio Solana para el Intercity. El Alicante tiene prioridad, pero si ellos lo controlan harán y desharán a su antojo. Otra parte de los socios celestes recela, asume que serán relegados al campo anexo de césped artificial pero lo que de verdad temen es que la jugada sea, en unos años, la de la desaparición.

El Intercity niega tal fin, y asegura que gastará una buena cantidad en el Alicante, para incluso subirlo de categoría y, por supuesto, mantener su nombre, su escudo y su equipación.

Sólo sería un cambio en la parte económica. Ha sobrevolado la opción de la filialidad, aunque para esta temporada el plazo ya ha expirado. Esa posibilidad tampoco se descarta para el futuro porque a Martí le interesa tener un segundo equipo en una categoría sin tanta distancia con su primero. Por el momento, no será posible.

Ahora la pelota está en el tejado de la junta gestora, que se ha visto obligada a inscribir al Alicante en Preferente esta semana y a desembolsar la cantidad gracias a la benevolencia de algunas de Alcaraz y de las peñas, inasequibles al desaliento. Precisamente esa fidelidad de la masa social celeste –sin ir más lejos, llenaron Villafranqueza hace unas semanas en el play-off de ascenso para subir a 3ª RFEF- es otro de los activos que persigue Martí para su Intercity.

Quizás ayudando al Alicante pueda ganar afición para el hermano mayor, un Intercity que persigue lo máximo este año, en el que coincidirá con el Hércules por primera vez en la máxima categoría.

Pese al interés de empresarios que no aportan demasiadas garantías, la junta gestora se reunirá mañana con Salvador Martí, que llega a Alicante esta tarde tras varios días en Costa Rica, para firmar el traspaso de poderes, salvo volantazo improbable.

El Intercity pretende que los socios del Alicante, unos 54, pasen a ser abonados y así asegurarse el control del club.

En la mesa, la supervivencia del decano de la ciudad. Y el compromiso de Martí de sacarlo adelante y no hacerlo desaparecer.

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