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José Manuel Ponte

Rescate de un mural de Ibarrola

El 'Guernica' de Ibarrola en ARCO

Todos los veranos coincido unos días en Corme (A Costa da Morte) con el historiador y galerista José de la Mano, su mujer Mariam y sus cuatro hijos. Suele contarme, con mucha gracia, algunos asuntos relacionados con su oficio, entre ellos las novedades de cada año en la feria de arte de Arco, incluidas, naturalmente, sus propias aportaciones. En este, por excepción, me adelanté a sus informes veraniegos ya que El País dedicó una página entera a su presentación de un mural del artista vasco Agustín Ibarrola, en la que este reclamaba para Euskadi el traslado definitivo del Guernica pese a que las autoridades españolas apostaban por Madrid, que es donde ahora se exhibe. El deseo de Ibarrola no se cumplió y el artista confinó la obra en un rincón de su estudio en la localidad vizcaína de Gametxo. Y allí la localizó 40 años después José de la Mano cuando revisaba catálogos de piezas de Ibarrola con motivos geométricos, la especialidad de la galería. Los motivos geométricos son una de las obsesiones del artista vasco que las simbolizaba pintando rejas. Seguramente, un recuerdo de sus dos encarcelamientos durante la dictadura por su militancia comunista. “Las rejas me estaban presionando mucho —escribe—. Al atardecer golpeaban esas rejas con una barra de hierro para comprobar que no estuvieran cortadas y hacían un ruido que yo visualizaba en forma de rayas”. Ahora, a los 90 años de edad, Ibarrola está preso de una enfermedad incurable que le impide reconocer la realidad. Cuando aún conservaba su fuerza artística, Ibarrola pintó con variados motivos y colores los bloques de hormigón que forman parte de la escollera del puerto asturiano de Llanes. Según la guía cultural del Ayuntamiento llanisco, y manifestaciones del propio Ibarrola, esta obra recoge la memoria del artista, la memoria del arte, y la memoria del territorio. La visión de sus formas y colores cambian con la luz, y el agua, cubriendo y descubriendo elementos y símbolos de ojos y de peces. Esta iniciativa artística, u otra parecida, podría haber servido también para decorar la escollera del puerto de Corme, en la ría del mismo nombre, que es todavía más grande y se abre a un hermoso paisaje. Uno de estos días espero tener la ocasión de hablar con Pepe por si se le ocurre algo que mejore en algo lo que hay. Últimamente, se han propiciado en Corme varias iniciativas artísticas interesantes como la Fundación Torre-Pujales y el Museo de Arte Contemporánea Costa da Morte. El objetivo inicial de esta institución fue el de servir de motor cultural de todo tipo de especialidades artísticas innovadoras llegando incluso a convocar estancias a los nuevos creadores. Los atractivos culturales son imprescindibles en los pueblos que pierden población fuera de los días de verano. Y Corme, desgraciadamente, es uno de ellos. Me alegra especialmente que las indagaciones de Pepe de la Mano hayan permitido rescatar un mural tan significativo en el conjunto de toda la obra de Agustín Ibarrola. Y también me alegra que uno de estos días podamos pasar unos ratos tan alegres como los de pasados veranos. Que eso también es un arte.

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