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Joaquín Rábago

Las élites insolidarias de América Latina

Archivo - El expresidente de Argentina, Mauricio Macri Alan Santos/Palacio Planalto/dpa - Archivo

América Latina pasa por ser el continente con la mayor desigualdad de todo el planeta, y es también aquél con las élites más insolidarias, todo lo cual está sin duda estrechamente relacionado.

Es algo que ha vuelto a sacar a la luz la nueva investigación periodística conocida como “los papeles de Pandora”: cuatro de los diez países con más nombres de individuos que recurrieron a empresas en paraísos fiscales para eludir impuestos son de allí.

Más de seis mil latinoamericanos, incluidos tres jefes de Estado, once ex presidentes y numerosos funcionarios, empresarios, deportistas y artistas aparecen en esos papeles, y queda todavía mucho por investigar.

El ex presidente paraguayo Horacio Cartes considera justificado el hecho de haber creado una firma en Panamá con el propósito de comprarle un piso a su hija en Miami, conocido refugio de la derecha y extrema derecha de aquel continente.

Se trata de prácticas normales de las elites de todo el mundo, no sólo de las de Latinoamérica, a las que no tenemos, sin embargo, acceso el resto de los mortales.

El político paraguayo dijo haberse limitado a seguir instrucciones de los abogados de Florida, pero no explicó si ésos le aconsejaron también no informar a la Hacienda de su país, algo que aquél solo hizo cuando trascendió que figuraba en una lista de personas con cuentas en paraísos fiscales.

También el expresidente chileno Sebastián Piñera, uno de esos adinerados dirigentes de aquel continente que tanto gustan a nuestro ideólogo liberal Mario Vargas Llosa, recurrió a una firma en un paraíso fiscal para vender un proyecto minero a un amigo.

Según las investigaciones realizadas, la operación estaba condicionada a que el terreno destinado a la futura mina no estuviera oficialmente protegido como espacio natural, condición que se cumplió durante la primera presidencia del chileno.

Piñera afirma haberse retirado de aquella firma “off-shore” antes de presentar su candidatura oficial al palacio de la Moneda, pero la oposición no le cree.

En Brasil, los focos apuntan, entre otros, al actual ministro de Economía, Paulo Guedes, uno de los principales apoyos del gobierno del populista de ultraderecha Jair Bolsonaro.

Según los papeles de Pandora, Guedes creó en 2014 una empresa fantasma en las Islas Vírgenes británicas con 9,55 millones de dólares y desde entonces su fortuna ha aumentado en 14 millones gracias al alza de la moneda estadounidense.

Por su parte, el presidente del Banco del Brasil, Roberto Campos, tiene cuatro firmas dedicadas a la ocultación del patrimonio, y la polémica ahora gira en torno a si declaró a tiempo a Hacienda su existencia.

En la vecina Argentina, Mauricio Macri se permitió declarar hace unos días a la prensa que quien desea ganar dinero en el país no tiene más remedio que defraudar al fisco, dado el alto nivel de impuestos. Toda una provocación viniendo de un ex presidente, otro de los que admira nuestro Nobel de literatura.

Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, solo en 2018 se evadieron allí impuestos por alrededor de 300.000 millones de dólares, lo que equivale a más del seis por ciento del Producto Interior Bruto de esos países.

¿No contribuye todo ello a explicar el deficiente estado de las infraestructuras, las carencias de los servicios sociales, la corrupción, el crimen organizado y la violencia en aquel tan desigual continente?

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