La eficacia de la movilización propuesta el lunes por CEV, Cámara e Ineca por el agravio en los Presupuestos Generales a Alicante era inversamente proporcional al grado de intervención directa de los partidos políticos que podía padecer esa iniciativa. Ahí estaba su talón de Aquiles. Inevitable debilidad teniendo en cuenta que estamos ya en campaña y nadie le hace ascos a la mínima oportunidad. Por tanto, que el PP iba a tardar nada y menos en sumarse estaba en el guion porque es un movimiento lógico con doble efecto además: haces campaña a favor de Feijóo en Alicante y debilitas a Puig, que puede oponerse al Gobierno de Sánchez solo hasta un cierto punto, en tu favor.

Mazón no está para paños calientes y sigue usando su triple personalidad en este tipo de iniciativas: presidente de la Diputación, presidente regional del PPCV y candidato a la Generalitat. Alguien debería decirle que cada vez que se presenta con las tres tarjetas en ristre, ese es un acto que no le beneficia en Castellón y València, donde su condición de presidente alicantino es abiertamente contraproducente. Por un lado pierde predicamento en València, donde los Presupuestos han sido más que generosos. Pero en este caso del agravio presupuestario sí le beneficia en Alicante, donde seguramente tiene esperanzas de exprimir más el voto de lo que le han otorgado las encuestas últimamente. Y donde el voto popular depende más de él.

Hasta que el PP salió en tromba ayer para hacer suyo el movimiento de indignación en Alicante por el agravio de los presupuestos, la iniciativa empresarial había surtido ya efectos positivos. La presión sirve para algo. Si se sumaran los sindicatos, cosa más difícil ahora con el PP de incómodo compañero de pancarta, esa presión crecería muchos activos.

La delegada del Gobierno en la Comunidad, Pilar Bernabé, había llegado a transmitirnos que esto no es definitivo porque queda la tramitación parlamentaria, cosa que tiene pinta de no ser cierto. Pero se le notaba preocupada ante la idea incómoda de las imágenes de una concentración de empresarios ante la Subdelegación alicantina: goloso regalo para el “prime time” televisivo, siempre hambriento de rarezas informativas. La respuesta de Bernabé fue muy pobre: decir que los Presupuestos impactan positivamente en Alicante por el fuerte incremento del gasto social es un afirmación impresentable: no hablamos de lo que todos tenemos en común, hablamos de lo que nos diferencia, no precisamente en favor de Alicante. Que hay proyectos en el casillero de València que también benefician a Alicante es una “boutade” de la que mejor ni hablar. Demuestra la pobreza argumental en la que está inmerso el Gobierno de Sánchez. Veremos si demuestra también lo poco que le importa.

Y una cosa más:

Vaya por delante que cuando uno está enfermo, lo que quiere es que le curen. Y que por supuesto hará todos los sacrificios que hagan falta. Viene esto a cuento de la noticia que hoy les ofrecemos de que Sanidad ha programado resonancias en festivos y domingos para aliviar las listas de espera. Con demoras de hasta seis meses, es normal que se saque tiempo de debajo de las piedras para poder practicar cuanto antes esas pruebas diagnósticas. Nadie va a discutir eso. Pero es duro que las soluciones siempre lleguen con el sacrificio del paciente, de un modo u otro. En ese caso, disponiendo de sus días de descanso para hacer esas pruebas. Sería muy indignante que haber llegado a esta situación sea consecuencia de una falta de organización adecuada en lo servicios sanitarios y no de una saturación imprevista.  

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