La entrevista que hoy publicamos con Ana Barceló, confirmada ya por las primarias de su partido como aspirante oficial a la alcaldía de Alicante, resuelve dos dudas “primarias” que, pese a no poder ser resueltas de otro modo, eran un factor desestabilizador para la candidata mientras no se aclararan con contundencia: ya vive en Alicante y se quedará en el Ayuntamiento liderando la oposición si pierde las elecciones. Lo primero era una mera cuestión de protocolo. Hacer un “Olona” a estas alturas, con empadronamientos de última hora, sería crimen de lesa inteligencia. Pero también un debate que esconde otro dentro: ¿va a ser el “alicantinismo”, si es que tal corriente de pensamiento existe, un factor preponderante en las municipales de la capital? Dicho de otro modo: ¿Hay mucha gente en Alicante que vea mal que una señora de Sax, ex alcaldesa de su pueblo y con una larga carrera en la política de su Comunidad sea candidata a la alcaldía? Y si es por preguntar, podríamos seguir: ¿Realmente constituye Luis Barcala una figura a la que su indudable filiación alicantina le puede dar un plus electoral?

La segunda cuestión está muy vinculada a la primera.  Barceló necesita transmitir la idea de que Alicante va a ser el último peldaño de su carrera política y que se va a quedar gane o pierda. Porque si los votantes lo creen será cuando lo primero carezca de importancia.

Hace unas semanas, coincidí con ella en un acto universitario y le pregunté si iban a dejarle manos libres con su equipo y con la lista. Su media sonrisa marca de la casa dejó el tema en el aire. Ahora le dice a Carolina Pascual en la entrevista que sí, que lo tiene claro, que su victoria en las primarias impone que disfrute de manos libres para formar un equipo. Ahí puede estar una de las claves porque una lista sólida puede contrarrestar a una lista “conservadora”, en el sentido de repetir el inane equipo actual, planteada por Luis Barcala. Es una de las pocas oportunidades de Barceló de sorprender y despertar expectativas. Sin la ola Sánchez que en su momento le dio a Sanguino un resultado que aún debe producirle alucinaciones al PSPV en las noches de luna llena, Barceló solo es la candidata de Puig con permiso de Franco y necesita jugar todos los puntos de la campaña, que para ella ha empezado ya, como si fueran el último del partido. Como siempre ha jugado Nadal: al límite. No sé si le gusta el tenis, pero la revisión de unos cuantos partidos del de Manacor no le vendría nada mal para lo que se le avecina.

Y una cosa más:

Decía ayer Baldoví, que de lo que pasa en los Madriles sabe un huevo, que la indignación alicantina por el agravio en los presupuestos ha llegado a la Villa y Corte. Un servidor no comparte ese optimismo porque en Moncloa deben seguir empeñados en que nos vamos a creer aquí cualquier cosa que nos digan. ¿Se imaginan ustedes al Gobierno de la Nación proponiendo a Cataluña, es un decir, que para resolver un gravísimo problema de abastecimiento de agua en esa comunidad le ofrece bajar el precio del agua desalada que debe desalarse en una desaladora que aún no ha sido ampliada y que no tiene presupuesto, con una conducción de agua que no existe, por lo que en el mejor de los casos los agricultores no podrán disfrutar de ese gran precio (es otro decir) de 0,34 euros el metro cúbico hasta dentro de cuatro años? Pues es lo que quiere Moncloa que nos creamos aquí como un gran gesto con la provincia. Como decían en el Tenorio, que en un par de semanas volverá a nuestros escenarios, “tan largo me lo fiáis”.

     Te dejo nuestros titulares destacados: