Oscuros personajes con motosierras

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. / Fernando Sánchez - Europa Press

Marc Llorente

Marc Llorente

Evidentemente, «la convivencia, el diálogo y la apuesta por la paz son el mejor camino que podemos recorrer», afirma el conservador liberal Sergio Massa, que era candidato a presidente de Argentina. Podemos aplicar eso mismo en nuestro país. Fue el más votado en la primera vuelta de los comicios presidenciales y ahora ha perdido en favor del anarcocapitalista Javier Milei, cuya pretensión es reducir el Estado al mínimo, lo que choca con los intereses de una amplia parte de la población que depende fuertemente de la presencia estatal en temas como la salud, la educación, las ayudas sociales, los subsidios al transporte y a la energía o el empleo público. Los votos ordenan.

Los argentinos acaban de elegir al líder ultraderechista de La Libertad Avanza, una coalición «defensora» del progreso. ¿De quién? Si la incertidumbre es la nota predominante en el mundo, hay algunos que la estimulan más aún por muy legítimo que sea el resultado electoral de alguien tan vehemente como Milei, un sujeto de opereta popular y defensor de teorías ajenas a la democracia. O de que la Tierra no es redonda.

Las derechas españolas están encantadas con las motosierras, a diferencia de la derecha liberal o democristiana europea. No es nada extraño. Sin ir más lejos, el delirante paisaje y las hostilidades cantan en las manifestaciones de estos días contra el «ilegítimo» presidente legalmente elegido, Pedro Sánchez. Volviendo a quien va a dirigir las riendas argentinas con sus despropósitos, Milei suele hablar con su perro muerto y asegura que ha visto tres veces la resurrección de Cristo. En sus conversaciones con Dios, el todopoderoso le encargó la sagrada misión de ser presidente. El simpatizante de Hitler lo ha conseguido. Tiene gracia que Abascal sea colega suyo y se desmarque del «führer» al comparar a Sánchez con aquel líder nazi.

En circunstancias difíciles, el fantasma de la derechización recorre el mundo, y este hombre ha prometido un cambio radical en su país. El modelo político, social y económico de Milei es el del mercado puro y duro. El capitalismo salvaje que lo resuelve todo sin resolver nada en el fondo. En cualquier caso, Argentina tiene una profunda crisis económica, social y sanitaria, y una galopante inflación que alcanza récords y que erosiona el poder adquisitivo de la ciudadanía con precios disparados en los últimos años, caldo de cultivo ideal para los salvadores enviados del cielo. Es el descontento. Estos son algunos de los desafíos que va a tener el nuevo presidente.

La política monetaria, fiscal y cambiaria, que atiende al comportamiento de la tasa de cambio de divisas, va a depender en gran medida de su orientación ideológica. Choca con el FMI y tendrá que negociar la reestructuración de la deuda externa. Asumir un plan económico sostenible para el acceso al programa de financiación. Milei arrasa, si bien la polarización está servida al igual que en España. Gobernar exige responsabilidad. Más de 18 millones de argentinos no cubren sus necesidades básicas.

El aumento de la pobreza, la desigualdad y la inseguridad, por consiguiente, fabrica una agudizada crisis social que tendrá entre manos un disparatado señor que dice cosas. Lean estos ejemplos. «Entre la mafia y el Estado, prefiero a la mafia». Y otro. «Una empresa que contamina el río, ¿dónde está el daño?». O «la venta de órganos es un mercado más». Según este personaje de Puccini por su estilo ampuloso, los problemas solo tienen solución si volvemos a «abrazar las ideas de la libertad». Repito. ¿De quién? O sea, la rebeldía se ha vuelto de derechas. Menos presión fiscal a los de arriba con el pretexto de que haya menos evasión fiscal. Privatizaciones y limitar el derecho de huelga. Un mercado laboral más flexible, o pérdida de beneficios de los trabajadores, que incluye la delgadez de los sindicatos y otros asuntos de similar corte.

En España, pese a la tensa situación que provoca la habitual ofensiva reaccionaria, opuesta a todo tipo de avances sociales y usando la amnistía como excusa, comienza otra legislatura que van a embarrar los de siempre. Es indiscutible la habilidad de Sánchez para sobreponerse cuando parece que todo está perdido. Pinchazo en las elecciones locales y autonómicas, adelanto de las generales y hasta aquí y ahora.

Existe un desgaste de su figura, sí, que es lo buscado por algunos, pero es muy probable que, con el paso de las semanas, esa imagen se recupere basándose en las medidas progresistas que se irán produciendo. Las sombrías manifestaciones se desinflarán progresivamente, lo cual no significa que la oposición vaya a tirar la toalla. Es lógico pensar que las derechas pierdan fuelle ante el muro de contención del Ejecutivo y de sus aliados, suponiendo que los sucios golpes no venzan en el cuadrilátero.

Como se dice en el primer párrafo, la convivencia, el diálogo y la apuesta por la paz son el mejor camino que se puede recorrer. Ni Milei, ni Díaz Ayuso, ni Feijóo, ni los demás personajes de la misma estirpe (o parecida) están en esa onda de serenidad y sensatez al servicio de la mayoría. El PP no digiere el no tener la batuta nacional. Incluso muchos manifestantes se verán beneficiados gracias a la acción política del Gobierno de Sánchez. Y la ley de amnistía y los acuerdos actuales con los independentistas podrán ser útiles a la derecha en el futuro por sus instintos de aquietamiento real en Catalunya.