El peligro de Tabarca

El Ayuntamiento, obligado a mover el vallado que instaló en Tabarca sin autorización

El Ayuntamiento, obligado a mover el vallado que instaló en Tabarca sin autorización / alejandro j.

Juan Luis Gallego Villaescusa Y 25 firmas más

Es que esa parte de la isla tiene mucho peligro, ha habido muchos accidentes…”

Ese parece ser el motivo (la seguridad de las personas) con el que pretende justificarse el empalizado que se está llevando a cabo en el litoral meridional del pueblo de Tabarca, el que mira a mar abierto, el que no se ve desde los barcos de pasajeros que atracan en el puerto. Es la zona en la que no se ha llevado a cabo ni una sola iniciativa pública encaminada a la restauración de su muralla ni a la consolidación de la trama urbana.

En Tabarca las medidas de protección de cualquier tipo se traducen en nuevas limitaciones y prohibiciones de uso para sus habitantes y usuarios mientras que, paradójicamente, los múltiples entes públicos competentes que dictan dichas medidas siempre actúan de una manera totalmente descoordinada y parcial, con lo que el resultado a medio plazo suele ser mediocre cuando no perjudicial. El caso que nos ocupa es una buena muestra de ello.

Tabarca es un espacio natural al que no se pueden poner puertas ni cercos sin desvirtuar su esencia. Los incidentes que en la isla se hayan podido producir no son debidos a que ésta entrañe condiciones de peligrosidad sino, antes bien, a la descontrolada y masiva afluencia de bañistas y a los afanes de exhibición e indebidas acrobacias de algunos de ellos. El vallado es una medida parcial, agresora y carente de eficacia (no impedirá el paso de la gente por ambos lados).

En conclusión, podemos afirmar que la isla de Tabarca es un entorno natural protegido en el que en vez de accidentes (nadie ha aportado un estudio de accidentalidad) lo que se producen son incidentes personales, consecuencia de una falta de definición y una reglamentación adecuadas.

Las obras que se están llevando para empalizar parte de la costa que perimetra el pueblo de Tabarca, promovidas por el Ayuntamiento de Alicante, son una sinrazón en contra de la cual pueden argüirse, entre otras, las siguientes tres razones:

  1. Los hechos constituyen un atentado paisajístico por cuanto se rompe injustificadamente la continuidad de un entorno natural. Las razones aducidas de “reparación de acceso de vallado a las calas” son sesgadas y torticeras, los dos únicos vallados con tela metálica que se recuerdan tuvieron un carácter absolutamente puntual y estuvieron motivados en su momento por la ejecución de sendas obras (una de iniciativa privada y otra pública) ya finiquitadas. Argumentar que se trata de una mera sustitución de algo existente no es sino una muestra más de su sinsentido.
  2. El empalizado transcurre de cerca y en paralelo a los mojones que delimitan el dominio público con el consiguiente perjuicio para la diafanidad de la Zona de Tránsito de Costas, lo que constituye una infracción administrativa muy grave que solo se entiende se haya producido por desconocimiento de los hechos por parte del Servicio Periférico de Costas del Estado; no se trata simplemente de si se había o no pedido autorización, que no, la cuestión reside en que las obras ejecutadas no parecen autorizables por cuanto fraccionan, sistemática e injustificadamente, la también denominada Zona de Salvamento y Vigilancia del Litoral.
  3. Las obras afectan a la Muralla en el tramo que va desde la Cala de Birros hasta la Puerta de San Gabriel que está inventariada como Bien de Interés Cultural de la Comunidad Valenciana, lo que constituye una infracción urbanística gravísima que no se puede entender haya sido autorizada por el Servicio Territorial de Cultura sin una tergiversación de la realidad. Resulta cuando menos chocante que sea “esa autorización” la que el ayuntamiento está utilizando para tratar de justificar lo injustificable.

la Isla, en su conjunto, está declarada Bien de Interés Cultural Estatal (Inscripción Ministerio: R-I-53-0000050) pero, inexplicablemente, se está permitiendo que sus bienes patrimoniales -población incluida- sufran un acelerado deterioro.

El auténtico peligro que, de forma inexorable, se cierne sobre Tabarca es que ésta no disponga de un “Plan de Rehabilitación Integral para su sostenibilidad como isla habitada, atenta a sus valores históricos, medioambientales y culturales”.

Mientras esto no se subsane, Tabarca seguirá expuesta a la dejación y al libre albedrío de los diversos entes públicos, para los que la Isla es ¡una molestia! en vez de un gran tesoro que únicamente precisa que se le dé su valor. ¿Cuándo dejaremos de consentir tanta displicencia y arbitrariedad?

“…Tabarca…Mediterráneo en vivo”. Deplorable eslogan de la Comunidad Valenciana, utilizando una isla que yace desertizada, a la deriva… En peligro.

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