Opinión | NOTAS AL PROGRAMA

La sinfónica de Stavanger con obras de Prokofiev y Chaikovski

El joven uzbeko Abduraimov será el solista del concierto de piano del compositor ucraniano

Behzod Abduraimov será el solista del concierto de hoy en el ADDA.

Behzod Abduraimov será el solista del concierto de hoy en el ADDA. / INFORMACIÓN

Alicante, ADDA, 23 marzo 2024 A las 20 horas. 

Stavanger Symphony Orchestra

Behzod Abduraimov, piano

Andris Poga, director

Orjan Matre (Bergen, 1979)

Piezas líricas sobre las obras pianísticas de Grieg

Orjan Matre estudió en la Academia Noruega de Música y es uno de los compositores contemporáneos de su país más conocido como autor de obras de cámara y para orquesta sinfónica. En 2011 se le concedió el Premio Lindemann para jóvenes músicos y un año después, el Premio Elverd en la categoría de música contemporánea. 

Edvard Grieg (1843-1907) fue el más importante e influyente compositor noruego de su época que supo combinar el patrimonio musical de su país con las formas de la tradición clásica. Esas influencias noruegas están muy presentes en sus diez volúmenes de las Piezas líricas para piano, donde Grieg recupera muchas danzas tradicionales. Es ahora Orjan Matre quien homenajea a Grieg con esta composición sobre seis de las Piezas Líricas para piano de Grieg, con una obra sinfónica que fue estrenada el 14 de noviembre de 2019 por la Orquesta Filarmónica de Bergen dirigida por Edward Gardner y que hoy escucharemos en los instrumentos de los músicos de la Sinfónica de Stavanger. 

Sergei Prokofiev (Sontsovka, Ucrania, 1891- Nicolina Gora, cerca de Moscú, 1953)

Concierto para piano número 2, en sol menor (opus 16)

Como pianista que era, Prokofiev renovó la técnica y la estética en sus cinco conciertos para piano y orquesta. El que hoy escucharemos, el Segundo, es de los mejores contándose entre los más importantes del siglo XX junto con los de Ravel y Bartok. Fue compuesto en 1913, un año después del Primero, y estrenado en Pavlovsk el 5 de septiembre de ese año. Prokofiev atravesaba su fase «futurista» y con esta obra lanzó un doble desafío: al oyente y al solista, dadas las exigencias técnicas que le impone, al límite de las posibilidades físicas. Prokofiev revisó la obra en 1923 dejando una versión definitiva que es la que ha llegado hasta nosotros, una composición atravesada por angustias no disimuladas propias de un temperamento fuerte. Como el Segundo de los conciertos para piano de Brahms, el de Prokofiev tiene también cuatro movimientos. Se inicia por el piano, en el Andantino, exponiendo el primer tema, de una dulzura nostálgica específicamente rusa, al que se incorpora la participación orquestal con una intensidad proporcionada; la cadenza del solista ocupa casi la mitad del movimiento y es una página única que exige tanta precisión como potencia. El segundo movimiento es breve, escrito de un sólo trazo como en el género de la sonata, donde se mezclan fuerza, finura y agilidad. El Intermezzo se interpreta a ritmo de marcha. El movimiento Final tiene unas dimensiones importantes, con una cadenza emparentada con la del primer movimiento, donde las pulsaciones vitales no dejarán de crecer mientras la orquesta reafirma su presencia en un último despliegue de energía.  

Piotr Ilyich Chaikovsk (Votkinsk, 1840-San Petersburgo, 1893)

Sinfonía número 5, en mi menor (opus 64)

Tchaikovsky se encontraba en el verano de 1888 en la casa de su hermano Anatoli, en Tbilisi, cuando comenzó a componer la penúltima de sus sinfonías. «Me parece que no tengo la facilidad de antes, ni una disponibilidad permanente de material musical», escribió a su mecenas, la señora von Meck. Pero concluyó la obra, que se estrenó en San Petersburgo el 5 de noviembre de 1888 con el propio autor a la batuta. Fue bien recibida por el público pero no por la crítica. Recuperó su confianza en esta obra tras dirigirla en 1889 en Hamburgo, donde entre un público entusiasta se encontraba su admirado Brahms. Como sucede en la Cuarta y en la Sexta de sus sinfonías, ésta también se encuentra bajo el signo del fatum.

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