Oí: «El auge del populismo se debe a la corrupción de los Gobiernos», y todos aplaudían con autocomplacencia. Por eso tuve que volver a escucharlo. Y no porque no esté de acuerdo con la máxima, sino porque quien la enunciaba era, ni más ni menos, que un Rajoy en su mejor versión desde aquel que salió con toda su plana mayor en tromba –tic nervioso incluido– a decir aquello de que la corrupción «no es una trama del PP, es una trama contra el PP».

¡Hombre! Un poquito de sonrojo. Les recuerdo que el Partido Popular es el único condenado por corrupción y aún tiene abierto un rosario de causas ante la justicia. Lo he dicho otras veces: el PP está tan podrido que necesitaría una refundación que removiera todos sus cimientos.

Parafraseando al genial Monterroso: Cuando tres años más tarde Rajoy despertó, la corrupción todavía estaba allí.

Sí, de hecho, a su Convención ha ido como ponente de lujo el corrupto Sarkozy, sobre el que pesan dos condenas y del que Casado dice «hay que tomar ejemplo».