Alguien debería hacer algo

Antonio Alaminos López

Si todo es “todo está mal” y “esto no hay quien lo arregle”, entonces no debe extrañar que las cosas no se arreglen. Además, los que se quejan no mejoran como personas.

Eso de que “alguien debería hacer algo” no es una solución. Y esto vale para los grandes problemas del país, pero también para los problemas de la familia, empresa, comunidad de vecinos, pueblo, etc. Esta situación recuerda que, “si quieres cambiar el mundo empieza por cambiarte a ti mismo”. Cuando se mejoran las actitudes y comportamientos, también se mejora el entorno y, por tanto, el mundo.

¿Qué se puede hacer para cambiar el mundo personalmente? Por ejemplo, procurar trabajar mejor. Cumplir con más delicadeza los deberes diarios. Saludar a los vecinos, poner una sonrisa en la cara. Aconsejar a una persona cercana que adopte esas actitudes. Así habrá un ambiente un poco más alegre y optimista alrededor.

Las personas mejoran cuando practican el espíritu de servicio como actitud de vida. Servir es ayudar a alguien, es una actitud permanente de colaboración hacia los demás. La persona servicial lo es en su trabajo, con su familia, con sus amigos, etc. pero también en la calle, ayudando en cosas aparentemente insignificantes, pero que van haciendo la vida más agradable.

Es importante desarrollar el espíritu de servicio como actitud en la educación. Servir supone ejercitar virtudes como la humildad, la generosidad, la paciencia, la alegría, la solidaridad, entre otras, además de tener la preocupación de pensar en las necesidades y deseos de los demás, con pequeños detalles de servicio en lo cotidiano.

Al prestar un servicio brota la alegría y la felicidad. Se mejora como personas porque están ejercitando valores y virtudes. Como decía el poeta: Yo soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida es servicio. Serví y vi que el servicio da alegría.