Alberto Fabra ha teledirigido la expulsión de Rafael Blasco a través del comité de derechos y garantías del PP. Blasco tendrá que abandonar el grupo popular en las Cortes. Pero con ese movimiento no basta. Habrán de ser los diputados conservadores quienes consuman y ratifiquen la decisión ordenada por su jefe de filas para, de ese modo, otorgar a Blasco la desagradable vitola de diputado no adscrito. Así lo mandata el reglamento de las Cortes en su artículo 27.2: "Si la baja (del diputado) fuera por expulsión del grupo parlamentario, habrá de acreditarse ante la Mesa de las Cortes que la decisión fue adoptada, al menos, por la mayoría absoluta de los miembros del mismo".

Fuentes jurídicas de la Cámara señalaron ayer que no será necesario acreditar como tal esa conformidad mediante la recogida de 28 firmas -la mitad más uno- de parlamentarios populares. Las firmas sí que se reclamaron a los diputados de Compromís que en 2008 apartaron del grupo por mayoría a Glòria Marcos, pero fue porque la coordinadora general de Esquerra Unida impugnó la medida.

Aunque puede evitar la violenta recogida de firmas contra Blasco, el grupo parlamentario popular -añaden las mismas fuentes- sí debe celebrar una reunión interna convocada en tiempo y forma en la que se explicite el respaldo de la mayoría de diputados a la expulsión. Esa decisión podría personalizarse a través de una votación, que se podría realizar a mano alzada, con papeletas o por asentimiento, y que luego se presentaría ante la Mesa de las Cortes. En todo caso, la lógica apunta a que los diputados díscolos con la medida podrían optar por no acudir a dicha reunión del grupo para no explicitar su contrariedad. Con todo, Fabra necesitará el apoyo de 28 parlamentarios.

Sin embargo, la dirección regional del partido cree que hay "varias interpretaciones jurídicas" y que es posible que no haga falta un acto específico del grupo popular con la expulsión de Rafael Blasco en el orden del día, un acto al que en teoría habría de ser convocado el propio Blasco, que podría acudir para defenderse o impugnar el acuerdo.

De hecho, el PP intenterá evitar esa foto. Según afirmó ayer Serafín Castellano a este periódico, en los próximos días "va a presentarse un certificado a la Mesa de las Cortes con el acuerdo oficial adoptado por el partido". Y si los letrados consideran que con eso no es suficiente, añade Castellano, "se cumplirá con lo que diga el reglamento y pidan los letrados".

En todo caso, nada apunta a que la dirección del PP en las Cortes halle dificultades para obtener el "sí" mayoritario de los suyos ante el acuerdo orgánico de apartar a Blasco.

Fabra perdería la mayoría absoluta si aparta a otros cinco imputados

La expulsión de Blasco abre un nuevo escenario en el PP de las Cortes. El grupo popular deja caer a uno de sus 55 diputados. Ahora le quedarán 54. La mayoría absoluta está fijada en 50 parlamentarios: por debajo de ese listón tendría que negociar para sacar adelante sus iniciativas legislativas. El problema es que, en la actualidad, el PP tiene a ocho imputados más -aparte de Blasco- en los escaños de las Cortes: Ricardo Costa, David Serra, Yolanda García Santos, Vicente Rambla, Milagrosa Martínez y Angélica Such por distintas piezas judiciales de Gürtel; y Sonia Castedo y Luis Díaz Alperi por el caso Brugal. Si cinco de ellos tuvieran que abandonar el grupo, el PP se quedaría sin la mayoría absoluta.p. c. / j. l. garcía