La dirección del PP de Alicante se va de vacaciones con una bomba de relojería encima de su mesa. La última reunión de la cúpula provincial antes del parón de agosto se saldó anoche con la fractura total entre el equipo que lidera José Císcar y la ejecutiva del PP en Orihuela a cuenta de la fallida moción de censura. En la intervención con la que hizo balance de su primer año como número uno provincial del PP, José Císcar dejó claro que no piensa autorizar un cambio de gobierno en la capital de la Vega Baja con un imputado como es el caso de Mónica Lorente que ejerza de candidato. ¿Réplica? No hubo. Sólo el vacío. Nadie de la cúpula del PP de Orihuela entestada en aupar a Lorente a la alcaldía pese a sus complicaciones judiciales participó en la cita. Mónica Lorente se excusó y la ejecutiva de Císcar esperaba, al menos, la asistencia de Pepa Ferrando, presidenta local del PP de Orihuela. No es miembro del comité ejecutivo provincial pero nadie le hubiera vetado la entrada para que se explicase. Sí acudieron, por contra, Antonio Rodríguez Barberá, el edil afín a Císcar que bloqueó el voto de censura y al que el propio vicepresidente del Consell le dio las gracias en un momento de la reunión; y el diputado autonómico Andrés Ballester, enfrentado históricamente con Mónica Lorente.

José Císcar afrontó el problema que se le ha abierto en Orihuela dentro de la misma lógica con la que se ha manejado en los últimos días. No se ha movido ni un ápice. A lo largo de su discurso, dejó claro que, en estos momentos, la aspiración del PP es intentar llegar a los comicios de 2015 con ciertas opciones de éxito. ¿Cómo? Con una mejoría, aunque sea leve, de la economía; y sin ceder en la «línea roja» marcada por Alberto Fabra con los imputados para evitar que se agrande aún más la brecha entre los políticos y la ciudadanía. Esa son las dos claves. Y, con ese decorado, la dirección del PP considera que un proyecto político no puede estar liderado por un encausado. «No lo podemos consentir», reconoció José Juan Zaplana, número dos popular en Alicante y hombre de confianza del propio Císcar. El vicepresidente del Consell elogió a Lorente «hace un buen trabajo en Orihuela y en la Diputación», aseveró pero, con sus circunstancias judiciales, rechazó avalar su candidatura. Eso sí, dejó claro que si hoy mismo, la cúpula local del PP presenta un aspirante que no esté imputado, el cambio de alcalde tendrá el visto bueno inmediato.

Durante la convocatoria, el presidente provincial del PP también intento aplacar el malestar de los alcaldes. Se comprometió a mirar más hacia Alicante a partir de septiembre con la vista puesta en los tres procesos electorales que se afrontarán en dos años. Y trató de apaciguar a los cargos locales sobre los impagos: les garantizó que, una vez se resuelva el miércoles la incógnita sobre el tope de déficit y el Consell tenga más dinero para gastar, se trazará un calendario de pagos para aliviar la asfixia de las arcas municipales.