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Cantó irrumpe en la batalla del PPCV

El actor podría tener encaje en una futura ejecutiva de Mazón

Cantó y Ayuso, en un acto electoral en San Sebastián de los Reyes. | EFE

Un nuevo actor irrumpe en la jaula de grillos en la que se ha convertido el PP valenciano. Solo que este personaje no es secundario. Desde que hace un mes Toni Cantó dejó colgado a su grupo parlamentario de Ciudadanos para tratar de incorporarse a las listas del PP de Madrid, se generaron expectativas sobre si acabaría en territorio valenciano.

El runrún se intensificó cuando la Junta Electoral rechazó su candidatura en las listas de Ayuso, pero ayer, en una entrevista en la Cope, Cantó se ofreció a ayudar a quien próximamente ocupe la presidencia del PPCV tras el congreso regional: «Puede contar conmigo desde donde sea porque pondré toda la carne en el asador para construir una alternativa al Gobierno de Ximo Puig», dijo.

La intervención de Cantó corrió ayer como la pólvora por los foros populares valencianos donde ya ha comenzado la cuenta atrás para Isabel Bonig, a quien Génova ha pedido que dé un paso atrás a favor del presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón.

Cuestión de días

La presidenta guarda silencio, aunque, según algunas fuentes, ya habría comunicado su decisión a Génova en una visita realizada muy recientemente a Madrid. Su equipo aseguraba ayer no tener constancia de este contacto, aunque admiten que es cuestión de días que despeje la incógnita. El día 4 de mayo, con las elecciones madrileñas, sería la fecha tope. Con el reloj marcando las horas, la figura de Cantó enreda más el panorama.

En su entrevista, el actor admitió que estaría encantado de gestionar el área de Cultura en un gobierno de Ayuso, pero en los mentideros políticos madrileños se dice que la presidenta madrileña no tiene intención de contar con él.

Con Cantó sin encaje en Madrid, cobra más fuerza la idea de un inminente desembarco en la Comunidad. El actor se empleó a fondo en denostar al Gobierno tripartito, obviando que tan solo cinco meses atrás tendió la mano al presidente, Ximo Puig, para pactar los presupuestos del Consell y que visitó frecuentemente el Palau de la Generalitat. En cambio ayer, Cantó vino a ponerse como objetivo ayudar a echar al Botànic .

Al renunciar al escaño en las Cortes y, por lo tanto, a la posibilidad de «colaborar» con el PPCV desde la Cámara, muchos en el partido apuestan en que será integrado en la nueva ejecutiva. Algunas fuentes sostienen que Mazón habría aceptado integrarlo como peso pesado, un puesto orgánico que le garantizaría visibilidad y salario. No necesariamente desde la secretaría general, pero sí en un lugar desde donde poder hacer oposición a Puig. Cabe recordar que Mazón preside la Diputación en Alicante, lo que le obstaculiza su proyección en València. Eso sí, el dirigente alicantino corre el riesgo de quedar solapado por una persona con gran proyección mediática como es Cantó, aunque el objetivo de éste fuera la Alcaldía y no la Generalitat.

En el PPCV, hay división de opiniones: quienes lo consideran un atropello dada las veleidades políticas del actor, que ha pasado por dos partidos y un tercero del que no es militante; y, quienes, al margen de sus preferencias, opinan que es un valor seguro para reconquistar la Generalitat.

El tándem imposible de Catalá y Bonig

El devenir del PP valenciano ha acercado y alejado a Isabel Bonig y María José Català a lo largo de la última década. Ambas han tenido carreras políticas paralelas, aunque siempre se han mirado de reojo. Su rivalidad se remonta a cuando ambas compartieron Consell y tiene episodios varios. La marcha de Francisco Camps dio pie a la primera disputa de calado por la visibilidad. Alberto Fabra puso a Bonig al frente del partido y reservó a Catalá la portavocía de su Ejecutivo.

Tras la derrota de 2015, el expresidente peleó para situar a Catalá como su sucesora, pero Génova, con el concurso de Rita Barberá, eligió a Bonig para liderar la oposición al Botànic. Catalá pasó a segundo plano en las Cortes con una Bonig muy pendiente de sus movimientos, pero casi al final del partido, en 2019, logró que la dirección nacional la situara como alcaldable, un escenario al que la presidenta regional se había resistido. Es más, Catalá consiguió mantener el escaño en las Cortes, pese a la voluntad de Bonig de evitar duplicar cargos.

 No hace mucho, ante la amenaza de un desembarco alicantino de la mano de Carlos Mazón, ambas hicieron tándem político, un acercamiento que quedó roto cuando hace un mes la portavoz del PP en el Ayuntamiento de València vio claro que ofrecer resistencia a los designios de Génova era un error que podría perjudicar su futuro. 

El reposicionamiento de Catalá molestó mucho a la dirección regional, a la que ha tampoco ha sentado bien sus declaraciones pidiendo generosidad a Bonig. Desde hace tiempo, en medios populares, se elucubra con que Catalá habría negociado un puesto de relieve en la nueva ejecutiva de Mazón: la secretaría general. Catalá tiene sus ojos puestos en la Alcaldía, pero estar en un sitio clave de la ejecutiva le daría seguridad ante posibles nuevas derivas: ya sea las que afecten a Pablo Casado, ya sea a ella misma si finalmente no logra ser alcaldable. 

Catalá ha demostrado que sabe jugar sus cartas y pensar a largo plazo. También que su tándem con Bonig era un imposible. Una estrategia que le ha granjeado enemistades, pero que le ha permitido salir a flote en las turbulentas aguas del PP.

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