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Sánchez premia a los afines a Puig: representación para franquistas y pajinistas

La entrada de la alcoyana Patricia Blanquer en la ejecutiva y de la edil de Alicante Trini Amorós contenta prácticamente por igual a los cercanos a Ángel Franco y Toñi Serna

Pedro Sánchez felicita a la diputada alcoyana Patricia Blanquer en Feria València GERMÁN CABALLERO

Fue un congreso a la búlgara, en el que, por encima de todo, se trató de escenificar una imagen de unidad total en un marcado ambiente festivo. Sin embargo, cualquier cónclave de este tipo siempre deja ganadores y perdedores. También el celebrado hasta este domingo en Feria València. El PSPV y su secretario general, Ximo Puig, jugaban en casa, lo que ya apuntaba desde hace tiempo hacia cuál podía ser el desenlace. Un final que ya empezó a vislumbrarse el pasado mes de julio, cuando Pedro Sánchez dejó caer al otrora poderoso secretario de Organización, el valenciano José Luis Ábalos. Ahora, cerrado el congreso federal, la conclusión es la que es: el secretario general del PSOE castiga a los que izaron la bandera del sanchismo en un primer momento en la provincia y premia a Puig y, por consiguiente, a los sectores más cercanos al ximismo en Alicante: el encabezado por el sector del exsenador Ángel Franco y el liderado por la secretaria de Calidad Democrática y Cooperación, Toñi Serna, que representa a los herederos del pajinismo.

Hasta el punto de que el ilicitano Alejandro Soler se queda fuera de la nueva comisión ejecutiva federal del PSOE, algo que ya veía venir desde la caída en desgracia de Ábalos, pero sobre todo tras el plante de su gente a estar en las listas de delegados al federal y en la candidatura de Alicante ciudad para el nacional de noviembre. El ilicitano se tiene que conformar, pues, con el premio de consolación que corresponde a todos los que salen de la ejecutiva: un puesto en el comité federal, integrado por 107 miembros. Se especulaba con que la ejecutiva se podía acabar reduciendo a la mitad, pero está compuesta por 42 personas, y ni siquiera ahí puede agarrarse. Todo, además, con un matiz importante: entra en el máximo órgano de dirección de los socialistas la única diputada que no participó en el complot contra la lista de los delegados al congreso federal: la alcoyana Patricia Blanquer. Un nombre que se mantuvo en total secreto hasta ultimísima hora de la noche el sábado, por temor a que se pudiera frustrar, y que no entraba en ninguna de las quinielas con las que se fue especulando a lo largo de la tarde. Eso no quita para que, en términos generales, se haya convertido en una propuesta bien recibida en términos generales. No sólo por el nombre, sino también por lo que significa de cara a la lucha de poder entre los distintos grupos.

Diana Morant, Arcadi España y Ximo Puig, a su llegada al recinto ferial. | GERMÁN CABALLERO

De hecho, el PSOE cuenta en estos momentos con cuatro parlamentarios socialistas en la Cámara Baja. Obviamente, Soler, como integrante de la última ejecutiva, era delegado sin necesidad de estar en lista alguna. Sin embargo, el plante de su sector a las candidaturas acabó dejando fuera a los otros dos diputados del PSOE de la provincia: la exalcaldesa de Santa Pola Yolanda Seva -que estuvo en València, pero siguió el cierre del mitin desde fuera- y el regidor de Pinoso, Lázaro Azorín. Se premia, de este modo, a la única diputada que no tomó parte de las intrigas de los alejandrinos. Se evidencia así más si cabe el castigo al sector de Soler, justo el día después de que el exregidor ilicitano participara en la cena de Ábalos en Burjassot.

De paso, se mantiene el equilibrio entre los dos sectores que apoyan a Puig en estos momentos en la provincia -los pajinistas y los franquistas-, que en los últimos meses han cerrado filas y han tratado de jugar la partida en clave de congreso nacional y unidos -con fotos incluidas juntos-, mientras que los de Soler han optado por empezar ya a mover las fichas pensando en el cónclave provincial, que no se cerrará hasta principios del próximo año. Prácticamente ha sido un empate técnico. Los de Toñi Serna pueden contar en su suma el puesto de Blanquer en la ejecutiva, por su cercanía al alcalde alcoyano, Toni Francés, mientras que los de Ángel Franco ven ese nombramiento con buenos ojos y, encima, se quedan con una de las tres plazas de la provincia en el federal: la que va para Trini Amorós, concejal en el Ayuntamiento de Alicante. Los otros dos puestos son para Soler y para Toni Ferrer, exnúmero dos de Cándido Méndez en UGT, confirmando así que estar en ese órgano no es premio alguno, sino la salida digna que se le intenta dar a quien sale de la ejecutiva. Sólo un dato: también José Luis Ábalos se cuela en el comité.

También el PSPV y Puig salen reforzados. En cuanto a puestos en la ejecutiva y en cuanto a enmiendas ala ponencia marco. De un lado, se consiguen cuatro representantes en la dirección socialista, dos menos que en la anterior, pero todos afines a la cúpula valenciana. Junto a Blanquer, estarán la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant; el conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España, que, además, es una de las personas más cercanas al presidente de la Generalitat; y la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco. De otro, se logra mantener el tipo en cuestiones tan conflictivas como las del trasvase Tajo-Segura y el sistema de financiación autonómico y, además, se anotan un tanto al lograr que el PSOE haga suya la propuesta de impulsar una ley para abolir la prostitución que también sancione a los clientes y a los proxenetas. Por eso mismo, el propio Puig no ocultaba su satisfacción. Tampoco el partido. Éxito de organización, pero, sobre todo, éxito por la trascendencia que ha tenido lo ocurrido en los últimos días para que el PSPV y Puig ganen proyección e influencia, y sigan en la senda de normalizar las relaciones con Ferraz, bastante complicadas hasta hace sólo tres meses.

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