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La nueva ejecutiva de Soler ratifica el cisma del PSPV en Alicante: sin integración y sin apoyo

Sólo el 50% de los delegados vota a favor de la nueva dirección, donde no hay representantes del bloque ximista tras romperse las negociaciones

Alejandro Soler, con parte de su nueva ejecutiva, durante el congreso. | ALEX DOMÍNGUEZ

«Ganando, Alejandro Soler acaba de conseguir su mayor derrota». En términos así de contundentes se expresaban este sábado desde determinados círculos del PSPV-PSOE en la provincia de Alicante. Nada extraño, si se tiene en cuenta que la mitad del partido le ha dado la espalda. El diputado ilicitano se impuso en las primarias del congreso provincial por 149 votos al alcalde de Alcoy y portavoz en la Diputación, Toni Francés, hace tres semanas. Sin embargo, no sólo no se ha aprovechado este tiempo para coser un partido que ya quedó roto en dos en aquel momento, sino que la brecha se ha agrandado. Hasta el punto de que con la nueva ejecutiva de Soler, sin integración del bloque ximista y sin apoyo, se ratifica el cisma total en el que está sumido el partido en la provincia. Las cifras hablan por sí solas. Estaban llamados a votar 238 delegados, se registraron 223 votos y, de ellos, sólo 121 a favor y 101 en blanco, lo que porcentualmente se traduce en el 54,2% de los votos emitidos. Otra cosa es si se tiene en cuenta el respaldo del total de delegados. Ahí los números bajan hasta el 50,84%, empate técnico entre bloques, y una mayoría que aún da menos margen que la de las primarias. Todo con alguna que otra salvedad importante: la ejecutiva es potestad del secretario general y, por tanto, el otro grupo no tenía capacidad de presentar alternativa, y tampoco podía votar en contra, y al cierre del congreso -cierto que tarde, porque ya pasaban las tres de la tarde- sólo se quedó el nuevo secretario general y su tropa. Poco más. Por si eso no fuera poco, la lista al comité nacional salió con el 81,2% de los apoyos, la del comité provincial con el 83,4% y la de la comisión provincial de ética con el 82,8%. Hasta la del comité federal, con un único nombre, el de la mano derecha de Soler, Francis Rubio, salió por el 71,4%.

Lógico, por otro lado. En los comités -donde sí podía haber lista alternativa- se llegó a un acuerdo por el que los alejandrinos se quedaban con el 60% de la representación y los ximistas con el 40%. Con la ejecutiva no hubo integración y, por tanto, tampoco respaldo. La última oferta de los de Soler fue diez de los 34 representantes en la ejecutiva, lo que se traduce en el 30%; la última contraoferta de los que apoyaron a Francés, un 40% de la dirección. Así, hasta que el mismo sábado por la mañana, pocos minutos antes del inicio del congreso, celebrado en el Paraninfo de la UA, Soler comunicaba que cualquier vía a la integración se daba por cerrada. Los alejandrinos sostuvieron que hasta el final se intentó y acusaron al otro bloque de no querer el acuerdo, aunque admiten que nunca ofrecieron más del 30%. Desde el otro bloque, sostenían que, desde el principio, Soler siempre les dejó claro que no quería una ejecutiva incómoda, que quien pierde es quien debe conformarse con lo que le da quien gana, y que, encima, tenía muchos compromisos a la hora de repartir puestos.

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Empezaba, pues, la jornada movida, y lo peor es que la tensión iría creciendo por momentos. En particular, cuando a media mañana saltó la noticia de que la diputada autonómica Sandra Martín tracionaba al exsenador Ángel Franco y y se iba con Soler como vicesecretaria general. Con un matiz: hasta ese momento no se le había considerado sólo del núcleo duro de los franquistas, sino que incluso el propio Franco la llegó a proponer el viernes como su representante en la mesa del congreso, aunque, al final, se frenó porque no era delegada, y su nombre se cambió por el de Eva Montesinos, que empieza a perfilarse como uno de los nuevos pilares de ese grupo. Que en las horas previas al congreso se había tratado de conseguir adhesiones de quienes supuestamente estaban en el otro bloque no era un secreto. Sin embargo, precisamente a estos pactos unilaterales atribuían los ximistas la ruptura de las negociaciones, aunque con ello Soler dio la sensación de que sumó más desafección que nuevos respaldos. «No aporta, pero da esplendor», admitían desde las filas de los que en su día enarbolaron la bandera del sanchismo, conscientes de que, con ello, daban un golpe de efecto, pero sin muchas más consecuencias. No fue el único cambio de bando. Algo parecido pasó con Lara López, hija de José Antonio López Berruti, o Nahúm Méndez, a quienes también se les consideraba próximos al grupo de Franco. Tampoco fue distinto lo que pasó con la alcaldesa de Cocentaina, Mireia Estepa, que iba en la lista de delegados que supuestamente era de Toni Francés.

Ángel Franco y el presidente del congreso, Rubén Alfaro, saludándose. | ALEX DOMÍNGUEZ m.p.

No fue el único lío. No menos comentado fue que entrara en la nueva ejecutiva Antonio Zapata, que llegó a ser alcalde de Orihuela en funciones por la baja de Monserrate Guillén hace dos mandatos, y que pasó, junto a otra compañera, al grupo de no adscritos en enero de 2019, sólo cuatro meses antes de las últimas elecciones municipales, bajo el argumento, según señalaron públicamente, de que se sentían «ninguneados» por la portavoz socialista, Carolina Gracia, aunque las malas relaciones ya venían de lejos. Una designación polémica, sobre todo, porque en febrero del año pasado el secretario general de la Vega Baja, Manuel Pineda, daba luz verde al reingreso de Zapata y Gutiérrez. Eso sí, no en Orihuela, sino en Dolores, precisamente. Ante ello, la comisión ejecutiva local del PSPV-PSOE en Orihuela pedía a Ferraz que anulara, con carácter inminente, las afiliaciones de los dos exregidores porque eran unos tránsfugas, algo en lo que se reiteran desde el bloque ximista. Consideran que su entrada en la nueva dirección desligitima las reglas de funcionamiento del partido. Sin embargo, Ferraz nunca contestó a aquel escrito, y tampoco a otro que se envió después. Y a eso mismo se acoge la recién elegida ejecutiva, que también argumenta que no sólo no fueron nunca en contra del partido, ni siquiera en las votaciones durante el tiempo que estuvieron como no adscritos, sino que han seguido trabajando con compañeros de la organización.

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Una lista para la ejecutiva, en cualquier caso, en la que la subdelegada del Gobierno, Araceli Poblador, es la nueva presidenta; el edil eldense y diputado provincial José Antonio Amat, secretario de Organización; o la concejal ilicitana y también diputada provincial, Patricia Macià, portavoz.

Así las cosas, y tras el discurso del secretario general de los socialistas valencianos y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ya hubo una desbandada importante de asistentes. Hasta el punto de que, en el acto, en el que intervinieron representantes sindicales y empresariales, en el momento en que ofrecía su saluda el presidente de la patronal CEV Alicante, Joaquín Pérez, ni siquiera estaba Alejandro Soler en el auditorio.

Pasada la votación, se podían contar muchas más butacas vacías que ocupadas. Fue en ese contexto en el que el secretario general del PSPV-PSOE dio su primer discurso como tal. Una alocución extremadamente breve en la que aprovechó para poner en valor las primarias, que tachó de «ejemplares». Tanto es así que aseguró que el proceso «ha permitido reactivar las agrupaciones, muchas cerradas desde hace mucho tiempo». En este sentido, dio las gracias a Toni Francés, y reconoció el «esfuerzo» de la dirección saliente. Ahora bien, por encima de todo, puso el énfasis en que el objetivo es trabajar para ganar la Diputación, y apostilló que «no vamos a permitir que se utilice una institución de manera arbitraria», en alusión al Fondo de Cooperación Municipal del Consell y Carlos Mazón. De su ejecutiva, compuesta por 29 personas, destacó que hay 15 mujeres y 14 hombres, y que por delante va a haber mucho trabajo. «Tengo una buena y una mala noticia. La buena noticia es para los ciudadanos, la mala noticia es para el PP», concluyó.

«Cuando el PSOE de Alicante pensamos que no puede ir a peor, siempre nos sorprende», señalaba alguien tras el congreso. Resumía bastante bien lo vivido a lo largo de la jornada del sábado. Una situación bastante inaudita que abre un escenario, cuando menos, incierto.

La provincia sigue la estela del congreso de Benidorm

Fue el secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, quien sentó un precedente en el congreso nacional celebrado en noviembre en Benidorm. Hasta entonces, era normal que los sindicatos intervinieran en este tipo de citas, no así la patronal. Sin embargo, Puig llevó en ese momento al presidente de la patronal autonómica CEV, Salvador Navarro, que hizo una breve alocución. Soler hizo lo propio este sábado, pero no sólo invitó al dirigente de la CEV en Alicante, Joaquín Pérez, también al de la Cámara de Alicante, Juan Riera. Llamativo fue que la secretaria general de UGT en l’Alacantí-Les Marines, Yaissel Sánchez, apelara a la unidad, sobre todo en un momento como el actual, y más en la situación en la que queda el PSOE tras el congreso.

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