Estudio de atribución

La ola global de calor extremo de este julio habría sido "casi imposible" sin la crisis climática

Según explican los expertos que han realizado este estudio, liderado por el Imperial College de Londres, este tipo de episodios extremos serían algo extremadamente raro en un mundo sin cambio climático

Una mujer se abanica durante la ola de calor extremo registrada a mediados de julio en Barcelona.

Una mujer se abanica durante la ola de calor extremo registrada a mediados de julio en Barcelona. / JORDI OTIX

Valentina Raffio

La oleada de calor extremo que este mes de julio ha invadido gran parte del hemisferio norte del planeta, desde Estados Unidos hasta Europa, habría sido "casi imposible" sin el cambio climático. Según apunta un estudio de la plataforma 'World Weather Attribution', la alteración del clima provocada por nuestra especie ha multiplicado por 50 las posibilidades de que, por ejemplo, China pulverizara su récord de temperatura y registrara máximas de hasta 52,2 grados en la región de Xinjiang. "El calentamiento causado por los gases de efecto invernadero está haciendo que las olas de calor extremo ya no sean sucesos inusuales", concluye el análisis publicado este martes.

Según explican los expertos que han realizado este estudio, liderado por el Imperial College de Londres, este tipo de episodios extremos serían algo extremadamente raro en un mundo sin cambio climático. Pero debido al avance de este fenómeno global, que se ha acelerado en los últimos años, las olas de calor se han vuelto "cada vez más intensas, duraderas y frecuentes" en gran parte del planeta. Hace un siglo y medio, por ejemplo, tales extremos de temperatura tan solo se registraban un par de veces cada 100 o 200 años. Ahora, según apuntan los registros, prácticamente cada década se viven uno (o más) episodios de calor extremo.

Las olas de calor se han vuelto cada vez más intensas, duraderas y frecuentes en gran parte del planeta

La última oleada de calor que ha azotado el norte del globo ilustra a la perfección cómo el cambio climático está extremando este tipo de fenómenos. "Si la humanidad no hubiera calentado la atmósfera con la quema de combustibles fósiles", explican los expertos, la temperatura media registrada las semana pasada habría sido 2,5ºC más baja en Europa, dos grados por debajo en América del Norte y 1 grado menos en China. Asimismo, también habría sido prácticamente imposible registrar cifras tan altas como los 45ºC de máximas observadas el pasado martes en varias zonas de Cataluña, especialmente en el Empordà.

El sur de Europa, como el norte de África.

El sur de Europa, como el norte de África.

Muertes por calor

La subida de las temperaturas que se ha producido a mediados de este mes de julio no solo ha disparado los termómetros por encima de los 40ºC en gran parte del hemisferio norte. El calor extremo también ha provocado varias muertes por golpe de calor en países como España, Italia, Grecia, Algeria y China. En México, además, se registraron al menos un centenar de muertes de migrantes en la frontera con Estados Unidos. "El calor es uno de los desastres naturales más mortíferos", recuerda Julie Arrighi, directora del 'Red Cross Red Crescent Climate Centre', tras la publicación de este último análisis.

"El calor es uno de los desastres naturales más mortíferos"

Julie Arrighi

¿Pero es el aumento de las olas de calor una prueba irrefutable de que estamos expuestos al colapso climático? No, responde Friederike Otto, investigador del Grantham Institute for Climate Change. "Todavía tenemos tiempo de asegurar un futuro seguro y próspero, pero para ello necesitamos detener de forma urgente la quema de combustibles fósiles. Si no lo hacemos, miles de personas seguirán muriendo cada año debido al calor extremo", comenta este experto. El verano pasado, sin ir más lejos, se estima que las olas de calor del verano provocaron al menos 60.000 muertes prematuras en Europa, de las cuales cerca de 11.000 ocurrieron en España.

Futuro de temperaturas extremas

Según apuntan los pronósticos, "si las emisiones globales no se frenan drásticamente antes de que acabe esta década" las olas de calor se volverán cada vez más extremas y frecuentes. Incluso respecto a los umbrales actuales. Los expertos estiman que si las temperaturas globales aumentan dos grados de media, algo que según los expertos podría ocurrir a mediados de este siglo, la típica ola de calor que antes ocurría una vez cada 100 años y que ahora se repite cada 30, en un futuro podría darse cada dos o cinco años como mucho.

En este escenario no solo se espera que las olas de calor sean cada vez más frecuentes sino que, además, también podrían arrojar temperaturas mucho más extremas. "El verano más cálido hasta ahora parecerá 'fresquito' a final de siglo", explicaba el meteorólogo Rubén del Campo, célebre portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en una entrevista con EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. "En ciudades como Sevilla, Córdoba o puntos del valle del Ebro, donde ahora se registran máximas de entre 42 y 44ºC se podrían alcanzar valores de 50ºC. En Madrid, pasaremos de máximas de 40ºC a picos de entre 44 y 45ºC", comentaba el experto hablando de lo que, "en un futuro más o menos cercano", podría ocurrir en España.