Investigación

La Policía concluye que el incendio mortal en un edificio okupado de Vigo tuvo un origen fortuito en el cuadro de luces

El último informe, de la Brigada Científica, confirma la hipótesis inicial y descarta un fuego provocado con acelerantes

El combustible de la moto del portal contribuyó al siniestro

Dos agentes en el portal del edificio incendiado en la calle Alfonso

Dos agentes en el portal del edificio incendiado en la calle Alfonso / X. MARTA G. BREA

Marta Fontán

Un incendio de origen fortuito que se inició en el cuadro de luces del portal. La Policía Nacional de Vigo da por cerrada con esta conclusión la investigación del incendio que la madrugada del 11 de octubre se declaró en un edificio okupado de cinco plantas de la calle Alfonso X El Sabio, causando la muerte de una madre y de tres de sus hijos de entre 10 y 14 años de edad. El último informe, el de la Brigada Científica, ha confirmado las sospechas iniciales y descarta tanto la existencia de intencionalidad como la presencia de sustancias acelerantes. El único combustible que había allí era el del depósito de la moto que estaba estacionada en dicho portal, que si bien contribuyó a dar voracidad al siniestro, no fue el foco del mismo.

El informe de los policías científicos de la comisaría viguesa complementa el que ya habían realizados sus compañeros del grupo de la Policía Judicial, quienes tampoco hallaron indicios de intencionalidad: ninguno de los testigos a los que tomaron declaración durante los días posteriores al siniestro vieron a nadie causar el incendio y, en relación con las sospechas que se vertieron sobre un exokupa que había residido en el edificio, los agentes, gracias a la geolocalización de su teléfono móvil, pudieron descartar su implicación ya que el terminal lo situaba fuera de Vigo en el momento en el que se produjo un fuego que, además de dejar cuatro víctimas mortales, causó heridas a más de una quincena de personas, de las cuales nueve tuvieron que ser trasladadas a diferentes hospitales de la ciudad.

Tras la inspección técnico-ocular realizada en el lugar de los hechos y el posterior análisis de las muestras recabadas, la Policía Científica sitúa el foco en el cuadro eléctrico, un panel que de hecho era una auténtica bomba de relojería a la luz de un documento redactado por los bomberos apenas dos meses antes, cuando, a raíz de una intervención en dicho inmueble, emitieron un informe alertando de que estaba en “muy mal estado” dada la presencia de cables sueltos con tensión y sin aislar –por los enganches irregulares que se realizaban al estar cortada la electricidad–, lo que suponía, como finalmente ocurrió, un “evidente peligro de electrocución o cortocircuito”.

Diligencias judiciales

Como se hizo previamente con el atestado de la Policía Judicial, el informe de la Policía Científica deberá ahora ser entregado al juzgado que lleva el caso, el de Instrucción número 1 de Vigo. Tras lo ocurrido, la magistrada abrió diligencias por un delito de incendio con riesgo para la vida, pero sin autor la causa penal se verá abocada al archivo, sin perjuicio de que, si alguna parte interesada así lo interesa, el procedimiento pueda acabar en la vía civil. Junto al levantamiento del secreto de sumario que pesaba sobre el caso, acordado ya en octubre, el juzgado realizó en las mismas fechas el trámite de ofrecimiento de acciones, personándose en la causa los propietarios del edificio.

Aunque las llamas del incendio se concentraron en el portal, el material que allí se acumulaba –junto a la moto había neumáticos, bicis y otro tipo de efectos– y el hecho de que las víctimas mortales abriesen la puerta de su vivienda, ubicada en la cuarta planta, contribuyeron a crear una agobiante atmósfera de calor y humo que subió por las escaleras. La tragedia se produjo en pleno casco urbano, en un edificio construido en 1963 ubicado cerca de Gran Vía y Praza de América.

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