Símbolo de París

Los celos de Gustave Eiffel hacia 'su' torre: “Estoy celoso, es más famosa que yo”

Se cumplen cien años de la muerte de Gustave Eiffel, el “autor” de la torre más conocida del mundo

Vista nocturna de la torre Eiffel.

Vista nocturna de la torre Eiffel. / GONZALO FUENTES

Francisco R. Pastoriza

El ingeniero Alexandre Gustave Eiffel era propietario de Eiffel et Cie, una empresa de carpintería metálica, cuando tuvo por primera vez noticia del proyecto que culminaría en la torre que lleva su nombre. De ascendencia alemana, no cambió su apellido Bönickhausen hasta que cumplió 48 años, poco antes de construir la torre, que estuvo a punto de tener ese nombre alemán. Había estudiado en su ciudad natal de Dijon y terminó la carrera en París el mismo año de la exposición universal de 1855. Encontró pronto trabajo como supervisor del puente ferroviario de Burdeos sobre el río Garona y en la construcción del viaducto sobre el Duero en Oporto. También fue autor de la estructura que soporta el peso de la escultura de la Estatua de la Libertad que el gobierno francés regaló a Nueva York en 1886.

Gustave Eiffel.

Gustave Eiffel. / FDV

En España hizo, entre otras obras, la pasarela que cruza el río Onyar en Girona y el viaducto de Alconétar (Cáceres). Después de convertirse en el ingeniero más famoso gracias a la construcción de la torre Eiffel, su prestigio quedó muy dañado por el escándalo financiero causado por la estafa de la Compañía Ferdinand de Lesseps durante la construcción del Canal de Panamá, cuyas esclusas fueron obra de Eiffel. Cuando los costes de la obra superaron el presupuesto, Lesseps emitió una suscripción pública parte de cuyos fondos se usaron para sobornar a periodistas y políticos.

La empresa quebró y la operación arruinó a miles de inversores. A pesar de que era un simple contratista, Eiffel fue condenado por malversación de fondos públicos, aunque posteriormente absuelto. A raíz de este escándalo abandonó la ingeniería para dedicarse a la meteorología y la aerodinámica. Gustave Eiffel murió a los 91 años en su casa de París el 27 de diciembre de 1923, hace un siglo. “Estoy celoso, es más famosa que yo”, dijo en una ocasión sobre la torre.

Una historia convulsa

Durante los años de la Tercera República la sociedad francesa estaba entregada al progreso tecnológico derivado de la revolución industrial, que sus dirigentes utilizaron como escaparate político. Para fomentarlo, Francia ya había organizado exposiciones universales en 1855, 1867 y 1878. En 1889 se cumplía el primer siglo de la Revolución Francesa y para conmemorar el acontecimiento las autoridades organizaron otra exposición universal en París.

Su prestigio quedó muy dañado por el escándalo financiero causado por la estafa de la Compañía Ferdinand de Lesseps durante la construcción del Canal de Panamá. Cuando los costes de la obra superaron el presupuesto, Lesseps emitió una suscripción pública parte de cuyos fondos se usaron para sobornar a periodistas y políticos.

Entre los pabellones que se idearon para ocupar la gran explanada del Campo de Marte donde se iba a ubicar la exposición, a orillas de Sena, los ingenieros Maurice Koechlin Émile Nouguier propusieron una torre de 300 metros de altura que presentaron a Gustave Eiffel. La idea de construir una torre de 300 metros había nacido en 1876 cuando dos ingenieros norteamericanos idearon para la Exposición Universal de Filadelfia un proyecto similar, que no encontró financiación. Al principio Eiffel no estuvo interesado en el proyecto pero cambió de opinión cuando el diseñador y arquitecto Stephen Sauvestre le presentó el dibujo final de la torre. Entonces compró los derechos a Koechlin y Nouguier para tener la titularidad exclusiva.

Desde el momento en que vio las posibilidades de aquel proyecto desarrolló una intensa actividad para conseguir que las autoridades lo financiaran. Encontró a su principal valedor en Édouard Lockroy, ministro de Comercio y comisario general de la exposición, que garantizó 6.5 millones de francos más otro millón y medio para gastos no previstos, a cambio de que al finalizar la exposición la torre pasara a ser propiedad de la ciudad de París. En efecto, Eiffel, especialista en estructuras metálicas, había previsto doce meses de trabajo, pero se necesitaron dos años, de enero 1887 a marzo de 1889, un tiempo en el que tuvo que soportar dos huelgas de los obreros que construían la torre y las críticas de casi todos los artistas de la época, que se burlaban del proyecto. En 1887 unos trescientos denunciaron, en una carta abierta publicada por el periódico “Le Temps”, “la inútil y monstruosa Torre Eiffel…que es, sin duda alguna, la deshonra de París”. Entre ellos Charles GounodGuy de MaupassantLeconte de LisleSully PrudhommeÉmile Zola, Alejandro Dumas y Paul Verlaine.

Obreros durante la construcción de la Torre Eiffel.

Obreros durante la construcción de la Torre Eiffel. / FDV

La torre Eiffel fue inaugurada el 31 de marzo de 1889 a las 14.35 horas izando una gigantesca bandera de Francia en la parte más alta, ceremonia que se acompañó con una salva de 25 cañonazos. El éxito fue inmediato. Durante la exposición universal ya recibió dos millones de visitantes, muchos de ellos famosos de la época, como el príncipe de Gales, la actriz Sarah Bernhardt, Thomas Edison o Buffalo Bill.

Después de colocar una antena de radio en la cima, la altura de la torre Eiffel alcanzó los 330 metros, y mantuvo el récord de ser la construcción más alta del mundo hasta que en 1930 se levantó el Edificio Chrysler en Nueva York. En la parte más alta de la torre, Eiffel hizo una pequeña habitación de uso particular en la que colocó un piano, tres escritorios, una mesa, butacas, alfombras y cuadros.

Pero la torre no fue únicamente un atractivo turístico. Durante la Primera Guerra Mundial se colocaron receptores para interceptar las comunicaciones enemigas. También fue utilizada para experimentar las primeras emisiones de televisión en Francia. Y sirvió varias veces de soporte para publicidad, primero de los automóviles Citroën y más tarde para Air France, Yves Saint Laurent, Nina Ricci o Campari. En varias ocasiones estuvo a punto de desaparecer. Hitler llegó a ordenar al general Dietrich Von Choltitz el 23 de agosto de 1944 que volase la torre y arrasase la ciudad de París. Los explosivos ya estaban colocados en el Louvre, el Quai D’Orsay, las Tullerías, el palacio de la Ópera, Notre Dame, la torre y los 45 puentes del Sena. Fue el cónsul general sueco Raoul Nordling quien, sorteando los controles y las calles incendiadas de París, fue al encuentro de Von Choltitz para convencerlo de que no ejecutase las órdenes del Führer. Otra ocasión de peligro fue en 1967, cuando el alcalde de Montreal Jean Drapeau negoció en secreto con el presidente De Gaulle el desmontaje de la torre y su traslado temporal a aquella ciudad canadiense. El acuerdo no llegó a concretarse por falta de garantías para devolver la torre a su ubicación original en París.

La Torre Eiffel.

La Torre Eiffel. / FDV

La torre Eiffel, en principio pensada para ser desmantelada veinte años después de la exposición, no sólo permaneció formando parte del paisaje de París sino que se convirtió en el símbolo de la ciudad y de toda Francia. El ministro de Cultura André Malraux la declaró monumento nacional en 1964. Sólo se cerró al público durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. Hoy es el monumento más visitado del mundo. Desde su inauguración ha acogido a más de 250 millones de visitantes (unos seis millones cada año).

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