Así lo ha acordado la sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en una sentencia en la que condena a "El Franky", además de a la citada pena, al pago de una multa de 300 millones de euros.

Martínez San Millán fue detenido el 16 de agosto de 2006 en Denia tras catorce años huido de la Justicia, ya que se dio a la fuga en 1992 a raíz de ser condenado por la Audiencia Nacional a diecisiete años de prisión por su implicación en la "Operación Nécora".

A estas dos condenas por narcotráfico se suma una tercera que le fue impuesta el pasado 15 de enero por la Audiencia Nacional por su participación en la "operación Temple", en la que, en 1999, se intervinieron unos 11.000 kilogramos de cocaína y más de 200 de heroína, la mayoría a bordo del buque "Tammsaare".

En esta nueva sentencia, el tribunal le considera autor de un delito de tráfico de drogas de sustancia que causa grave daño a la salud en cantidad de notoria importancia y jefe de una organización de narcotraficantes con la agravante de reincidencia.

Por estos hechos ya fueron condenados en 2001 a penas de entre 18 y 13 años de cárcel otros diez integrantes de esta organización de narcotraficantes, entre los que destaca el gallego Alfredo Cordero.

Según el relato de hechos probados, en la noche del 27 al 28 de septiembre de 1997 en un lugar conocido como cala "La Cerba" entre las localidades asturianas de Salave y Tapia de Casariego se produjo el desembarco de 166 fardos que contenían un total de 4.728 kilos de cocaína, con una pureza del 71 por ciento y en algunos casos del 84.

Un vecino que paseaba por la zona advirtió la presencia de estos fardos y dio aviso a la Guardia Civil, que localizó un coche todoterreno de la marca Nissan, cuyo propietario resultó ser Manuel Vigo Couso, procesado en esta causa y que falleció antes del juicio.

Todos los componentes del grupo, según la sentencia, participaron en las actividades precisas para proceder a la descarga de la droga, que previamente fue transbordada de un barco a una planeadora.

Cuando empezaba a amanecer, Cordero decidió que debían esconderse y dejar los fardos bajo la vigilancia de Mora y Barata para continuar con el traslado de la droga al día siguiente.

A las cinco de la tarde dos miembros de la organización vieron que la Guardia Civil patrullaba la zona y uno de ellos, Aladino Mora, alertó al resto desde un teléfono móvil antes de ser detenido minutos después, mientras que sus compañeros lograron huir para ser arrestados tiempo después.