Según la primera reconstrucción de los hechos que ha hecho la Policía, el hombre, después de acabar con su familia, ingirió una gran cantidad de fármacos y alcohol y llamó a los servicios de emergencia para que acudieran a la casa, al tiempo que contó la matanza que había perpetrado.

El asesino confeso, que utilizó un cuchillo y un martillo para acabar con su familia, está ingresado en el hospital de Reggio Emilia en estado de coma, ya que tras llamar a los servicios de urgencia cayó al suelo y se golpeó la cabeza.

Los agentes desconocen los motivos que han podido llevar a este ex trabajador de una cerámica a acabar con su esposa, de 45 años, sus hijos, de 4 y 19 años, y la mujer de 79 años que les hospedaba en casa desde hacía unos veinte años y que era amiga de su suegra.

Las primeras hipótesis hablan de un trastorno de naturaleza psicológica relacionado con la falta de empleo.