La Policía Nacional ha detectado en las últimas semanas en Alicante la venta de cadenas de oro falso y ha abierto una investigación para tratar de localizar a los responsables de este fraude, ya que los indicios apuntan a Italia como lugar de origen de las piezas falsificadas. Esta misma semana fue detenida una pareja acusada de intentar vender una cadena de oro falso en un establecimiento de Alicante y ayer quedó en libertad tras declarar en el juzgado de guardia, donde fueron asistidos por el abogado Aitor Esteban Gallastegui.

Los arrestados, un hombre y una mujer, aseguraron que trabajan vendiendo fruta y bebida en la playa y se encontraron la cadena en la arena de la Playa de San Juan. La pareja acudió luego al comercio con la intención de vender la cadena sin saber que se trataba de oro falsificado.

La pareja fue detenida tras ser alertada la Policía Nacional del posible engaño. Agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) detuvieron e interrogaron a la pareja en las dependencias policiales. Además, se comprobó que en el mismo establecimiento otras personas habían vendido otra cadena similar la misma mañana sin que se diera cuenta el comerciante.

Estos dos casos se suman a otro fraude detectado hace unas semanas en otro local de compraventa de oro donde vendieron otra cadena similar que pese a relucir como el oro no estaba fabricada con el preciado metal. Los estafadores eran presumiblemente italianos y hasta el momento no han podido ser localizados y detenidos.

La proliferación de casas de compraventa y empeño de joyas y oro ha provocado que los estafadores aprovechen este boom para engañar a los comerciantes menos expertos.

Uno de los "modus operandi" para colocar estas cadenas en los comercios es empeñarlas con el fin de asegurar el engaño porque de este modo el comerciante no puede partirla para verificar si es oro.

Muchas de estas cadenas de Italia suelen tener un mínimo chapado de oro que les permite pasar sin problemas la prueba con la piedra de toque que usan los joyeros para comprobar si la pieza es auténtica. Sin embargo, para asegurarse al cien por cien el comerciante solicita a continuación al cliente permiso para cortar la cadena y comprobar que por dentro también es de oro. En ese momento, si el cliente es un estafador opta por la retirada y pone alguna excusa para marcharse sin vender la pieza.