Veinticinco meses después de entrar en prisión para cumplir una condena de diez años y medio de cárcel por dos dos robos que asegura no haber cometido, el joven Fernando Muñoz, de 22 años, abandonó ayer tarde la cárcel de Villena para disfrutar de su primer permiso de fin de semana después de que la Audiencia de Alicante le concediera el pasado lunes el tercer grado penitenciario, con el que podrá disfrutar de un régimen de semilibertad y solo tendrá que dormir en prisión. Una treintena de familiares, con sus padres Fernando y Teresa a la cabeza, se desplazaron a Villena en un autobús contratado para la ocasión y arroparon al joven a su salida del centro penitenciario. Abrazos, llantos y mucha emoción marcaron la salida de este joven que ahora seguirá luchando junto a su familia para tratar de demostrar su inocencia, cuestionada después de que perdiera su teléfono móvil dos días antes de los robos y apareciera luego junto a un bolso sustraído.

Las dos negativas del Tribunal Supremo (TS) a revisar la condena de Fernando, pese a contar con más de 100.000 firmas de apoyo, no han hecho desistir a esta familia en su lucha. El abogado de Fernando, Santiago Talavera, confirmó ayer que pedirán amparo al Tribunal Constitucional y probablemente presentarán una tercera petición de revisión con nuevos datos que han surgido a raíz de la querella por falso testimonio contra las tres mujeres a las que robaron tras simular un accidente y que identificaron al joven en el juicio pese a a que no lo hicieron en la rueda de reconocimiento realizada en los juzgados.

Aturdido por la repercusión social de su caso a raíz de la campaña de recogida de firmas iniciada por su familia en junio, Fernando declaró nada más salir de la cárcel de Villena que «ha sido duro» estar encerrado durante 25 meses pero confesó que «ahora estoy mejor y a ver si sale bien alguno de los recursos que tenemos pendientes». El joven, que tiene que ir el lunes al Centro de Inserción Social en Fontcalent, agradeció el apoyo de la alcaldesa de Alicante, del presidente de la Audiencia, de su familia y de todos los medios de comunicación y ciudadanos que han respaldado su lucha para tratar de demostrar su inocencia.

«Aún no me lo creo», afirmaba ayer tarde Fernando mientras miraba sonriente a sus familiares. Pensaba que las fiestas iba a pasarlas entre rejas, pero la Audiencia le concedió a última hora el tercer grado, que ha sido para Fernando «el mejor regalo de Navidad».

«Voy a estar tranquilo, con la familia», afirmó Fernando, quien regresó a Alicante con sus familiares y aún le aguardaba alguna sorpresa en su domicilio, donde le habían dejado numerosos regalos en su habitación. No tenía menú especial para cenar. «Lo que quiera, hemos llenado la nevera», afirmó su padre minutos antes de que saliera a la calle el joven.

Poco antes de la salida de Fernando su prima Mónica leyó un comunicado en nombre de la familia para recordar que creen en la «total inocencia» de Fernando y que no cesarán en España o en Europa en la lucha para conseguir que se demuestre la verdad «y su nombre quede limpio». Califican la situación de «una pesadilla que estamos viviendo y no la podemos olvidar».

Mónica explicó que el pasado domingo, un día antes de que le concedieran el tercer grado, Fernando les comentó que «ya no podía más y que estaba perdiendo los mejores años de su vida». «Aún nos queda mucha lucha, pero con él en casa se lucha de otra forma», explicó Fernando, el padre del joven.