Está enfermo terminal de cáncer y planeó una «muerte dulce» en compañía de su mujer. El hombre llegó a convencerla para quitarse la vida ambos inhalando monóxido de carbono en su domicilio de Alicante, aunque al final la esposa, de 83 años, se arrepintió y el marido, de 86, fue detenido por la Policía Nacional, que frustró que el octogenario llevara a cabo su propósito. Tras permanecer dos días ingresado en la unidad psiquiátrica del Hospital de Sant Joan, el detenido fue puesto el domingo a disposición del juzgado de guardia de Alicante y se acordó su puesta en libertad. El octogenario fue apresado como presunto autor de los delitos de malos tratos e inducción al suicidio, según informaron fuentes cercanas al caso.

La Policía Nacional inició la investigación la semana pasada por encargo del juzgado de guardia de Alicante. La mujer del octogenario contactó con la Policía Local y le expuso lo sucedido con su marido. Según los datos facilitados por la esposa, su marido está enfermo terminal de cáncer y le propuso quitarse la vida ambos debido a su estado de salud. El hombre acabó convenciendo a su esposa para que también pusiera fin a su vida e incluso preparó el entierro de ambos para que no hubiera problemas con los gastos del sepelio.

Para consumar el plan la idea era hacerlo mediante inhalación de monóxido de carbono en el domicilio donde reside la pareja, en un edificio de la Albufereta. Para ello, le planteó llevarlo a cabo con el gas de una barbacoa, pero al final la esposa debió asustarse. La mujer se arrepintió y decidió avisar a la Policía Local, que a su vez comunicó los hechos al juzgado de guardia. No ha trascendido si el arrepentimiento de la mujer fue mucho antes del momento elegido para quitarse la vida o fue precisamente cuando se disponían a hacerlo.

El juzgado encargó a la Policía Nacional que investigara lo sucedido y el pasado viernes procedió a la detención del hombre de 86 años. El arrestado fue trasladado para ser examinado por los servicios médicos y le derivaron al Hospital de Sant Joan, donde quedó en observación en la unidad de psiquiatría.

La intervención policial para abortar el suicidio con gas ha evitado, además de la muerte de los implicados, un peligro evidente de explosión en un edificio habitado de Alicante.