Un ciudadano italiano de 45 años que estaba detenido en los calabozos de la Policía Local de Benidorm fue encontrado muerto el pasado jueves por la tarde cuando la Guardia Civil acudió al retén para trasladarlo a prisión al haberlo acordado el juzgado de guardia benidormí. Francesco S., sobre el que pesaba una orden europea de detención y entrega (OEDE) dictada por las autoridades de Italia para ser juzgado por un asunto de tráfico de drogas y blanqueo, no presentaba signos externos de violencia. La autopsia realizada ayer confirmó que pudo sufrir un accidente cardiovascular. No obstante, se han remitido muestras a Toxicología para que sean analizadas.

La circunstancias que rodean la detención del fallecido han sido denunciadas ante el juzgado central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional por la abogada del fallecido, Mariana Ivanov, quien fue designada por Francesco cuando fue detenido por la Policía Local la madrugada del jueves. Sin embargo, Ivanov dice que no se le avisó, ni siquiera desde el juzgado de guardia de Benidorm que decretó su prisión a disposición de la Audiencia Nacional, que sí le avisó cuando se había acordado su encarcelamiento. Además, pide la conservación del cuerpo para una segunda autopsia.

En el escrito presentado ante el juzgado central de Instrucción número 6 de Benidorm, Ivanov denuncia que, además de no ser avisada pese a ser designada, tampoco recibió asistencia letrada en su comparecencia judicial donde se decretó su prisión.

Fuentes municipales explicaron que el arrestado recibió la comida en los calabozos a la una del mediodía y a las 16 horas fue encontrado muerto tumbado en el suelo. Desde la Policía Local se avisó a los servicios sanitarios y acudió el SAMU, que intentó reanimarlo sin éxito.

Según la abogada, Francesco ya fue detenido en agosto de 2020 por esta OEDE y quedó libre tras pasar veinte días en prisión y no obtener la Audiencia Nacional respuesta alguna de las autoridades italianas que lo reclamaban. Por ello, considera que debería haber cursado otra orden diferente. Mariana Ivanov lamenta en su escrito que Francesco ha muerto «en la más absoluta soledad y sin poder ejercer ninguno de los derechos que le asisten».