Durante más de dos décadas ha dejado víctimas de sus estafas por varias provincias y su paso por prisión no parece que haya servido para reinsertarla. Ana María B.J., una «estafadora histórica» de 49 años y originaria de Navarra, urdió su último engaño desde la provincia de Alicante y su minusvalía por una parálisis cerebral, sufrida a causa de una meningitis cuando era una bebé, no le ha impedido liderar un grupo asentado en Guardamar y Elche que presuntamente estafó más de cuatro millones de euros a más de cien personas.

Las víctimas fueron engañadas con la compraventa de viviendas a precios de ganga. Se las ofrecían a una cuarta parte de su valor de mercado y los estafadores desaparecían con el dinero sin llegar a formalizar la operación inmobiliaria, tan sólo una pequeña señal de reserva. La presunta líder de la trama, que fue detenida por la Guardia Civil el pasado 21 de diciembre en un lujoso chalé de Elche, se hacía pasar por nieta de Franco o del rey emérito y aseguraba que era una heredera de grandes fortunas. Así «se ganaba el aprecio y la compasión de sus amigos y conocidos para captar a sus víctimas».

La falsa nieta de Franco, o del rey emérito, según le convenía, llevaba un alto tren de vida y durante el estado de alarma dio fiestas multitudinarias en el chalé de Elche, para las que incluso contrató la actuación de conocidos cantantes. La mujer contaba con más de quince empleados que prestaban todo tipo de servicios personales para ella, como peluquera, cuidadora, asesora de imagen, cocinero, chófer, guardaespaldas, vigilantes y adiestrador canino.

Una de las anécdotas de la fase de explotación fue el arresto de la cabecilla en el lujoso chalé de Elche donde vivía. Los agentes entraron de forma sorpresiva y cuando fueron a detener a la mujer la encontraron durmiendo en su habitación y acompañada de dos perros de raza potencialmente peligrosa que no parecían estar muy cariñosos. Un empleado de la mujer medió para hacerse cargo de los perros y facilitar el arresto y registro de la casa.

El personal empleado al servicio de los miembros de la organización recibía remuneraciones de 4.000 euros mensuales y algunos también fueron estafados y pidieron préstamos para adquirir algunas de las viviendas ofertadas. Para la Guardia Civil, el grupo funcionaba como «una secta» y los empleados que mostraban indicios de haber perdido la fe ciega en su líder eran acosados y coaccionados por otros miembros para meterles miedo y evitar que denunciaran su ilícita actividad.

La Guardia Civil, que realizó la operación al detectar que planeaban cambiar de residencia en enero, ha detenido además de la conocida estafadora a otras nueve personas e investigado a dos más. Ana María, que ingresó en prisión junto a otros cinco cómplices, tiene varias condenas por estafas desde muy joven. Hasta ahora se había hecho pasar como hija ilegítima del rey emérito para los fraudes o como abogada, pero su papel en el último engaño era sobre todo simular que era una nieta de Franco. De hecho, en el chalé donde residía, la Guardia Civil encontró fotografías en las que aparecía el general Francisco Franco con una niña y la detenida aseguraba muy convincente que era ella de pequeña.

La detenida asume bien su papel y disponía de titulaciones falsas y documentación con varias identidades, ninguna la real, por lo que la Guardia Civil tuvo que identificarla mediante huellas al no admitir su verdadera identidad. Gracias a la farsa de sus herencias millonarias y a sus supuestos vínculos de sangre con el dictador Franco, así como por su dependencia al ir en silla de ruedas, la cabecilla se ganaba la confianza de su círculo de allegados y generaba compasión a los futuros compradores e inversores.

Joyas incautadas

El grupo desarticulado operaba en las provincias de Madrid, Barcelona, Tarragona y Alicante, así como en varios países europeos como la República Checa y Suecia. El centro de operaciones de la organización estaba en Guardamar del Segura, donde un despacho de abogados era la tapadera para materializar el fraude. Para llevar a cabo las estafas, el grupo buscaba en internet propiedades inmobiliarias como viviendas de lujo, pisos y explotaciones agrícolas y las ofertaban a inversores a precios de ganga, aproximadamente al 20% de su valor en el mercado. Por ello, urgían a los interesados en formalizar la reserva inmediatamente, sin ni siquiera visitar la propiedad. Una vez captada una víctima, el grupo formalizaba la reserva de la propiedad con la inmobiliaria o promotora que realmente estaba publicitando la venta para garantizarse el dominio temporal, mientras los estafados les abonaban el total de la propiedad inmediatamente.

El supuesto precio de las viviendas oscilaba entre 25.000 y 40.000 euros y cuando los estafadores cobraban, la adquisición del inmueble no se materializaba y desaparecían sin devolver a la víctima el importe pagado. La mayoría de los compradores estafados pagaban con dinero en efectivo y parte de los beneficios eran destinados por la red a la adquisición de alta joyería y otros objetos de lujo. Entre los perjudicados figura una joyería a la que, mediante el método del timo del nazareno, la banda estafó más de 20.000 euros. La bautizada como operación «Oportunidad 2020» ha permitido intervenir en los registros 60.000 euros en efectivo, joyas valoradas en 50.000 euros, dos vehículos de alta gama y gran cantidad de aparatos de tecnológicos, además de bloquear diez cuentas bancarias empleadas por la organización para blanquear los beneficios que obtenían. De hecho, en los ocho meses que llevaba actuando la trama en la provincia de Alicante blanquearon casi un millón y medio de euros mediante transferencias bancarias.