Las madres de los primates tienen huesos que están menos concentrados en magnesio, calcio y fósforo que otras hembras debido al embarazo y la lactancia. El esqueleto responde dinámicamente a los cambios en el estado reproductivo, según un estudio.

La reproducción altera permanentemente los huesos de las madres de formas desconocidas hasta ahora, según ha descubierto un equipo de antropólogos. Su descubrimiento, basado en un análisis de primates, de los que los humanos formamos parte, arroja nueva luz sobre cómo dar a luz puede cambiar el cuerpo de las madres de forma permanente.

“Nuestros hallazgos brindan evidencia adicional del profundo impacto que tiene la reproducción en el organismo femenino, demostrando aún más que el esqueleto no es un órgano estático, sino dinámico que cambia con los eventos de la vida”, explica Paola Cerrito, directora de esta investigación en la Facultad de Odontología de la Universidad de Nueva York.

Específicamente, los investigadores descubrieron que las concentraciones de calcio, magnesio y fósforo son más bajas en las hembras de los primates que han experimentado la reproducción. Estos cambios están relacionados con el propio parto y la lactancia.

Dinámica ósea

Sin embargo, advierten también que, si bien otros estudios clínicos muestran que el calcio y el fósforo son necesarios para una fortaleza ósea óptima, los nuevos hallazgos no abordan las implicaciones generales para la salud ni de los primates ni de los humanos. Más bien, dicen, el trabajo ilumina la naturaleza dinámica de nuestros huesos.

“Un hueso no es una parte estática y muerta del esqueleto”, añade la antropóloga Shara Bailey, una de las autoras del estudio. “Se ajusta continuamente y responde a los procesos fisiológicos”.

Se ha establecido desde hace mucho tiempo que la menopausia puede tener un efecto en los huesos de las mujeres. Menos claro es cómo los eventos anteriores del ciclo de vida, como la reproducción, pueden influir en la composición del esqueleto.

Imágenes microscópicas de la sección transversal de los siete fémures (huesos del muslo) incluidos en este estudio. Paola Cerrito y Timothy Bromage.

Como los anillos de los árboles

Para abordar esto, los investigadores estudiaron el hueso lamelar primario, el principal tipo de hueso en un esqueleto maduro.

El hueso laminar, que representa del 80 al 90% del tejido óseo del organismo, está formado por una superposición de laminillas que aparecen de forma concéntrica y constante a lo largo de la vida del individuo. Como los anillos de crecimiento de un árbol, estas tiras “registran” muchas etapas de la vida a través de su composición y apariencia, desde el período prenatal hasta la edad adulta.

Este aspecto del esqueleto es una parte ideal del cuerpo para examinar cómo cambia con el tiempo, ya que deja en los anillos marcadores biológicos de estos cambios, lo que permite a los científicos monitorear las alteraciones durante la vida.

Cambios patentes

En el estudio, publicado en PLOS ONE, los investigadores examinaron la tasa de crecimiento del hueso lamelar en el fémur, o huesos del muslo, de primates machos y hembras que habían vivido en la Estación de Campo de Sabana Seca, en Puerto Rico, y habían muerto por causas naturales.

Los veterinarios habían monitoreado y registrado información sobre la salud y el historial reproductivo de estos primates, lo que permitió a los investigadores relacionar los cambios en la composición ósea con los eventos de la vida con notable precisión.

Cerrito y sus colegas utilizaron microscopía electrónica y análisis de rayos X de dispersión de energía, métodos comúnmente utilizados para medir la composición química de las muestras de tejido, para calcular los cambios en las concentraciones de calcio, fósforo, oxígeno, magnesio y sodio en los huesos de los primates.

Concentraciones diferentes

Sus resultados mostraron diferentes concentraciones de algunos de estos elementos en las hembras que dieron a luz, en comparación con los machos y las hembras que no dieron a luz.

Específicamente, en las hembras que dieron a luz, el calcio y el fósforo eran más bajos en los huesos formados durante los eventos reproductivos. Además, hubo una disminución significativa en la concentración de magnesio durante la lactancia de estos primates.

“Nuestra investigación muestra que incluso antes del cese de la fertilidad, el esqueleto responde dinámicamente a los cambios en el estado reproductivo”, dice Cerrito.

"Además, estos hallazgos reafirman el impacto significativo que tiene dar a luz en un organismo femenino; simplemente, la evidencia de la reproducción está escrita en los huesos durante toda la vida".

Referencia

Elemental composition of primary lamellar bone differs between parous and nulliparous rhesus macaque females. Paola Cerrito et al. PLOS ONE, November 1, 2022. DOI:https://doi.org/10.1371/journal.pone.0276866