Quienes conocían a Estefanía cuentan que últimamente llegaba a su trabajo de administrativa en "Maderera Ilicitana" alegre, contando los días que quedaban para su cumpleaños. El próximo día 18 habría cumplido 24 años, por primera vez sin pareja desde que hace más de un lustro comenzara una relación con quien le ha negado el derecho a tener una vida sin él. Ahora la joven Estefanía Lorente García es la víctima número 66 de la violencia de género en España, la cuarta de la provincia de Alicante (igualando la cifra de 2009) y la tercera de la Vega Baja (tras un caso en Pilar de la Horadada y otro en Benejúzar). Y, además, es la primera que se recuerda en el municipio.

El hombre que supuestamente la asesinó a puñaladas el sábado en torno a las 14 horas se negaba a aceptar que no eran pareja desde julio y sobre él pesaba desde agosto una orden de alejamiento dictada por un juez tras un juicio por amenazas y agresión. Eso no le impidió, cuentan personas cercanas a la familia de la víctima, seguir acosándola y persiguiéndola todos estos meses.

Sin ir más lejos, unos compañeros tuvieron que intervenir porque él se coló en su portal detrás de ella cuando la dejaron en casa de sus padres (donde había vuelto tras la ruptura) tras una cena de empresa en verano. Él la había estado esperando hasta la madrugada. Ella quiso incluso desaparecer de las redes sociales para evitar celos de su ex novio, con quien había convivido y a quien quiso comprar la casa por la que ambos se habían hipotecado juntos hacía algo más de un año. La misma casa en la que se vieron, aún no se sabe por qué, el sábado. El resultado de aquella cita fue el final de la vida para ella.

Viaje

El mismo sábado por la tarde había quedado con una amiga para ir de compras y de viaje. Había comentado incluso que si su ex novio se enteraba tendría problemas, según relataron ayer a este diario conocidos de la víctima. Salió de trabajar sobre las 13.30 horas y tuvo una llamada de teléfono. Sólo tres cuartos de hora después los servicios de emergencia recibieron el aviso: Un joven de 24 años, vecino de Crevillent, se había intentado suicidar tras asesinarla a puñaladas y después había llamado a su padre, quien dio el aviso. La Policía Local lo encontró en la escalera de la vivienda, en la calle Pascual Guerrero Culiáñez. Él confesó que la había matado y no opuso resistencia a ser detenido.

Según diversas fuentes, primero fue atendido por varios cortes de arma blanca -no ha trascendido si se los provocó él o ella- y después trasladado al cuartel de la Guardia Civil de Almoradí, desde donde pasará a disposición judicial para declarar probablemente el martes (cuando se cumpla el plazo máximo de 72 horas).

La acusación particular persigue ahora una pena por asesinato agravada por abuso de confianza, demostrar alevosía, premeditación, ensañamiento... Todo dependerá de los detalles que esclarezca la Policía Judicial, cuestiones como si sólo el tenía llaves de la vivienda y la pudo encerrar. Varios vecinos ya han prestado declaración porque les vieron llegar juntos. Al parecer, uno de ellos vio después cómo él bajaba al coche y volvía a subir. Algunos conocidos recuerdan ahora que él la había amenazado con un puñal que llevaba en el vehículo hace semanas.

Condena

Unas 400 personas se reunieron ayer frente al Ayuntamiento para manifestar su condena al asesinato de la joven, y otros muchos permanecieron con la familia, que no acudió al acto pero trasladó su agradecimiento a los vecinos. Los padres de Estefanía, sus dos hermanastros mayores y su hermano menor están "desconsolados", señaló el abogado de la familia. "Lo único que les queda es que, si el supuesto asesino puede ir veinte años a la cárcel, no vaya diez", manifestó.

Durante los cinco minutos de silencio sólo las campanadas de las 13 horas en la Iglesia cortaban el aire. Eso y las risas de una niña de pocos meses que jugaba con el broche de su carrito de paseo. Catral espera que nunca tenga que entender el por qué de aquel silencio, ni vivir otro igual.

"Sentimos un gran fracaso como pueblo y como sociedad"

El Ayuntamiento celebró ayer un pleno extraordinario y urgente "para condenar y repulsar este cruel acontecimiento y declarar tres días de luto oficial en Catral". Al alcalde, el popular Aurelio Albero, se le quebró la voz cuando comenzó a leer la moción mientras algunos compañeros de corporación no podían evitar un llanto callado. Y es que en un pueblo de 9.000 habitantes muchos eran amigos, al menos conocidos, de la familia de la fallecida. La moción, aprobada por unanimidad, establece que "todos los atentados contra la vida son condenables, pero los que nacen del abuso de la fuerza de un hombre sobre una mujer son especialmente reprobables, por lo que tienen de profundo desprecio y vulneración a los derechos fundamentales y humanos de las mujeres, obviando su condición de persona, limitando su libertad y autonomía hasta el extremo de disponer de sus vidas".

La moción continúa: "La violencia de género nace y se desarrolla cuando alguien niega a la mujer su condición de igual y atenta a su dimensión social, económica, religiosa y política, alcanzando su peor expresión con la violencia física. A partir de ese momento, como ha ocurrido con nuestra joven vecina y conciudadana, sentimos un gran fracaso como pueblo y como sociedad democrática, en la medida en que también supone un atentado a los valores que nos hacen libres y que estamos obligados a defender juntos, cada día del año. Un pueblo unido en torno a los valores de la sociedad democrática es el mejor antídoto y la mejor medida preventiva contra estas conductas salvajes y violentas". Al pleno asistió la diputada del Área de la Mujer, María Asunción Prieto, y el delegado del Consell en Alicante, José Ciscar, trasladó sus condolencias al municipio. e. g. b.