Javier Pastor lleva tres años al frente de la junta directiva del Ateneo Cultural del Casino Orcelitano. Durante su mandato, ha cumplido los tres objetivos que se marcó cuando tomó las riendas de la institución: Adquirir la forma jurídica de Ateneo Cultural, rehabilitar el edificio y donarlo al Ayuntamiento para que sea del pueblo de Orihuela. Con los deberes hechos, Pastor garantiza que los socios podrán seguir utilizando el edificio una vez el Ayuntamiento asuma su titularidad, aunque los espacios deberán organizarse en función de las necesidades de la administración local, la cual pretende convertir el Casino en un centro cultural de primer orden.

¿Por qué se ha llegado a la situación de tener que donar el edificio por no poder mantenerlo?

La sociedad cambia. Un Casino tiene dos bases: La tertulia y el juego. La gente habla cada vez menos con los demás, por lo que las tertulias han desaparecido. Antes había ocho o nueve tertulias en los salones del Casino, ahora no hay ninguna. Y lo mismo ha pasado con el juego. La donación ha sido una solución preventiva, no hemos esperado a no poder pagar el edificio (sobre el que pesan dos hipotecas por un valor total de 500.000 euros) y que fuese traumática.

¿Por qué no se había hecho antes?

Se ha intentado llegar a un acuerdo desde 1968, pero ahora ha florecido. Conseguimos que todos los partidos con representación en el Ayuntamiento aprobasen una moción para que la administración se hiciese cargo del Casino.

¿Qué condiciones ha puesto el Ateneo para donar el edificio al Ayuntamiento?

Que sea un centro cultural, el cual albergue la Casa de la Poesía, y que no pueda segregarse ni pasar a manos de terceros. El convenio contempla una donación onerosa por la cual el Ayuntamiento asume las deudas y el mantenimiento del edificio y el Ateneo le dona la construcción. Los socios podrán seguir usando el Casino como hasta ahora. El acuerdo se hace para salvar al Casino y que éste pase a ser del pueblo.

Parece difícil conjugar el uso preferente del edificio por parte de los socios con el uso público una vez el Ayuntamiento asuma la titularidad del Casino, ¿cómo se hará?

La vida de los socios se hace en los dos salones (rojo y negro, los que dan a la calle Fernando de Loaces) y podrán seguir disfrutando de estas zonas cuando el Ayuntamiento asuma la titularidad. Si el Ayuntamiento necesita esos espacios para organizar una actividad, se reorganizará. Los socios tendrán privilegios porque son los que lo han donado. La actividad seguirá como hasta ahora, pero esto no impide que se organicen otras actividades culturales.

Algunos socios se opusieron a donar el edificio, ¿cuál es su postura?

Hay gente a la que no le seduce la idea porque piensa que hay que seguir hasta las últimas consecuencias. Sugieren subir la cuota, y eso es factible. Pero tendríamos unas actividades culturales raquíticas. Con la donación, entra el Ayuntamiento y todas las asociaciones culturales que quieran. Ya hay tres colectivos que tienen su sede social en el Casino: La Orden de San Antón, la revista "Oleza" y Auralaria.

¿Qué pasará con el archivo bibliográfico, las obras de arte y el mobiliario?

Siguen perteneciendo a los socios. Cuando ya no haya socios, pasarán a será de propiedad municipal. Los usos de los fondos de la biblioteca se definirán sobre la marcha, una vez se constituya una comisión paritaria. Los volúmenes de la biblioteca se están catalogando, pero eso es al margen del convenio.

¿Se ha tasado el edificio para fijar el precio por el que el Ayuntamiento pasa a ser propietario del Casino?

No se ha hecho ninguna tasación. Nosotros sabemos, por las tasaciones que han hecho los bancos cuando hemos pedido préstamos, que el edificio tiene un valor de casi dos millones de euros. La protección del edificio hace que deje de tener valor urbanístico. Hay una parte que no tiene protección, donde se podrían instalar las oficinas de las concejalías. En esa parte (la que da al cauce del río Segura) se pueden construir hasta cinco plantas, pero sólo para oficinas o uso hotelero.