Se acerca un año más la temporada turística alta para el litoral de la Vega Baja, y como en la campaña anterior los veraneantes llegan por una carretera que está patas arriba. La N-332 está prácticamente acabada, pero sigue llena de conos, de señales restrictivas por las obras y de carriles inutilizados porque los necesitan los obreros para manejar la maquinaria que aún trabaja en el desdoblamiento de la vía, que inicialmente estaba previsto para octubre de 2010, dado que se inició en noviembre de 2007.

La zona de El Moncaio, el punto donde los vehículos pueden tomar la carretera CV-895 hacia Los Montesinos y a numerosas urbanizaciones del interior (principalmente la enorme Ciudad Quesada, en Rojales) es todavía un nudo de hierros que dificilmente se podrá solucionar en tiempo récord, porque es en este punto donde se deben de cruzar las carreteras a varias alturas, con toda la complicación que ello supone. Evidentemente es la zona más retrasada, y prácticamente el único punto donde los dos carriles no están terminados.

En el resto del trayecto entre Guardamar del Segura y Torrevieja, hay un tramo de varios kilómetros que se abrió al tráfico hace meses con dos carriles en cada sentido, pero también hay casi ocho kilómetros en los que uno de los dos carriles en cada dirección está inutilizado con conos, porque es allí donde trabajan los obreros y maniobran las máquinas y los camiones.

Este tramo arranca al norte de Guardamar -donde la construcción de hasta tres rotondas lleva varios meses complicando el tráfico, aunque será para mejorar las salidas y entradas al municipio- y se alarga prácticamente hasta que la laguna de La Mata aparece a uno de los lados de la carretera.

En algunos puntos, esta semana se ha podido ver a los operarios acabando la mediana y a trabajadores plantando la vegetación que separa visualmente las dos calzadas. Incluso las luminarias están instaladas en buena parte del tramo, pero las colas siguen siendo la norma no sólo en horas puntas, sino casi en cualquier momento del día. La imposibilidad de adelantar y la velocidad restringida a 60 kilómetros por hora por las obras amargan el trayecto a cientos de conductores que lo recorren a diario y no dan la mejor imagen a quienes llegan de vacaciones.

Buen ritmo

Con todo, los trabajos están marchando ahora a buen ritmo desde que se reanudaron a principios de año. En agosto de 2010 se paralizaron completamente y el paro duró varios meses por una deuda del Ministerio de Fomento con la empresa adjudicataria, que reclamaba el pago de trabajos ya ejecutados y certificados, como ya informó este diario.

El presupuesto de la obra asciende a 25 millones de euros sólo para el recorrido entre Guardamar del Segura y Torrevieja (más de 22,3 millones para la obra, 1,3 para el control de los trabajos y 1,5 que se fue en expropiaciones).