¿Qué haría si su hijo adolescente llega una noche a casa con síntomas de haber bebido alcohol? ¿Hablaría con él en ese momento, lo dejaría para mañana, impondría un castigo...? ¿Y cómo lograría que su niño deje de ver los dibujos y se ponga manos a la obra con los deberes? ¿Se ve capaz de distinguir la "edad del pavo" de un incipiente consumo de drogas? No hay fórmulas mágicas que le garanticen el éxito como padre, pero hay algunas claves que pueden contribuir a construir un ambiente propicio para la resolución de problemas relacionados con sus hijos. La Escuela de Padres que ha puesto en marcha Bienestar Social en la calle Arriba, inicialmente para una veintena de familias, trata de transmitir esas claves de la mano de un educador social, Vicente Fabregat, y una psicóloga, Lourdes Marín, del Servicio Especializado de Atención a Familia e Infancia (Seafi) del Ayuntamiento.

Uno de los consejos más repetidos es que hay que escuchar, no solo oir, a los hijos: escucha activa, comunicación familiar, habilidades sociales... Serán algunas de las expresiones más repetidas en el Centro Social. Otra palabra clave es "pactar", no tanto negociar, las normas de convivencia o de responsabilidades.

Cualquiera se puede sentir intimidado cuando vienen a decirle cómo educar a sus hijos, reconocen los técnicos de Bienestar Social, pero no es ese el objetivo. La intención es "facilitarles herramientas, habilidades, estrategias... que adquieran inteligencia emocional porque no todo son normas a la hora de educar", dice Fabregat. Aunque eso de las normas tiene su importancia, no tanto por fomentar una figura severa y estricta sino por introducir otra palabra que hay que apuntar: "coherencia". Aunque "no es nada que se consiga en dos días: desde la infancia a la adolescencia hay que ser constantes", dice Fabregat, "pero muchos se rinden antes porque se frustran", añade Marín. Y la coherencia, además, tiene que ser pactada entre los padres, no vale aquello del "poli malo y poli bueno".

Dinámica

La dinámica de las sesiones (dos veces por semana) es muy poco teórica, aunque algunos conceptos sí que hay que abordar: El "temario" incluye cuestiones como las barreras en la comunicación familiar, la autoridad y la afectividad, educar con el ejemplo o la relación entre profesores y padres. Los padres asistentes, por otro lado, participan en dinámicas de grupo y casos prácticos que tienen que generar debate ("yo lo haría así", "a mí me ocurrió y lo que hice fue..."), incluso en propuestas de "role playing" para representar papeles.

Un capítulo específico de la Escuela se lo lleva la prevención de la drogodependencia. A los padres se les proporcionan "indicadores sobre todo para que detecten" los inicios en el consumo de sus hijos. Zaplana añade que "no saben cuáles son porque por regla general el consumo coincide con la adolescencia, que ya es de por sí una edad muy difícil". "Muchos padres creen que la educación autoritaria garantiza el éxito, y ese es precisamente el error de muchas familias de todo tipo, igual que el de otras es la permisividad total", explican los técnicos. ¿Lo mejor? "El punto medio, el equilibrio, ser democrático".

¿Algunos consejos finales? Cuantas menos amenazas mejor, enfocar en positivo las condiciones (cambiar el "si no comes te apago la tele" por un "después de los deberes puedes ver la tele"), no cambiar las normas (evitar el "que haga lo que quiera, que hoy estoy cansado" o el "no te consiento ni media que vengo cabreado"). Como ven no hay manual, pero todo el mundo puede reconocerse en alguno de los errores que los profesionales recomiendan desterrar.

Nada que ver con el nivel cultural

Tanto los técnicos como el concejal de Bienestar Social, Emilio Zaplana (PSOE), coincidieron en que los problemas que surgen en la relación entre padres e hijos son los mismos en todo tipo de familias, independientemente del nivel cultural o adquisitivo. Señalan que es un error estigmatizar a los colectivos más desfavorecidos y creer que realizan peor su tarea como padres, del mismo modo que un experimentado profesor puede fallar en su propia casa. "Hay muchas familias normalizadas que tienen situaciones que no saben cómo manejar", explica el educador. La idea de la Concejalía, a medio plazo, es abrir la puerta de esta Escuela de Padres a todas las familias que quieran aumentar su implicación en la tarea educativa.