Dos años después de que el entonces conseller de Infraestructuras, Mario Flores, anunciara en Pilar de la Horadada la construcción del gasoducto de 34,5 millones de euros que iba a dar servicio a más de 160.000 vecinos del litoral de la Vega Baja (Pilar de la Horadada, Orihuela Costa, Torrevieja y Guardamar del Segura), el proyecto está paralizado y no es por la crisis, sino por las exigencias impuestas por el Ayuntamiento de Torrevieja que no estaba de acuerdo con un proyecto, pese a ser declarado de utilidad pública, exigiendo una serie de modificaciones que para Gas Natural Cegás lo hacían inviable, lo que ha obligado a una modificación que ahora afecta a otros dos municipios más para "salvar" las exigencias por el municipio más habitado de la comarca. Ahora el tubo pasará también por Rojales y por Benijófar, municipios que tendrán que soportar esta infraestructura. El informe señala que Rojales se beneficiará del gas, aunque no precisa en qué momento del proyecto; en cambio, de Benijófar no se menciona nada.

La modificación del proyecto se conoció el viernes, dos años después prácticamente de que Flores presentara junto a directivos de la empresa y de la Dirección de Energía cómo iba a ser el trazado que, exclusivamente, afectaba a los cuatro municipios que se iban a beneficiar de él. Desde esta semana se ha sabido que ahora hay que modificar 9,3 kilómetros de conducción de polietileno, lo que obliga a dejar paso a la tubería por una zona de nuevo desarrollo urbanístico de Benijófar y a darle entrada a través del polígono industrial de Guardamar del Segura. En total, 11 fincas en Benijófar y otras tres en Rojales que, en este último caso, son propiedad del Ayuntamiento que se ve afectado en casi 5 kilómetros del término municipal.

El Consell ha dado su visto bueno al cambio de trazado, entre otros motivos, por el compromiso que adquirió la propia Generalitat Valenciana en el proyecto, que suponía sufragar el 20% de la inversión a través de la Dirección de Energía o, si se quiere ver de otro modo, 1,5 millones de los 6,2 que costaba.

De los tres ayuntamientos que se veían afectados por la modificación del trazado sólo lo contestó el de Guardamar del Segura, asegurando que el nuevo trazado no contravenía el planeamiento municipal, ahora bien, sí advertía de la existencia de numerosas infraestructuras en el subsuelo ya existentes por lo que consideraba que esas conducciones debían ser igualmente contempladas en el proyecto. En cambio, según resuelve la Generalitat, el Ayuntamiento de Benijófar ni tan siquiera remitió durante el plazo de presentación de alegaciones el expediente solicitado, "pese a la reiteración efectuada por el Servicio Territorial de Energía", algo similar a lo que Cegás alega que le ha pasado con el de Rojales.

Un recorrido urbano y por un polígono

La conducción llega a Torrevieja por la CV-905 y discurre por los viales de nueva ejecución de los sectores urbanísticos S-2, S-3 y S-4. La canalización abandona Benijófar para introducirse en la zona sur de Rojales, continuando por la calle Mulhacén hasta la confluencia de ésta con la calle Jade. En una zona ajardinada de esta calle se ha previsto la instalación de un armario de regulación y medida que será "inicio de las futuras redes de distribución al casco urbano de Rojales", se asegura. Una vez finalizado el trazado por el casco urbano, la conducción continúa bajo la zona asfaltada del camino municipal que une Rojales y Guardamar del Segura y que coincide con la Colada del Estaño. A continuación se realiza el cruce con la N-332 hasta la calle dels Modistes y en una zona de aparcamiento se instalará el Armario de Regulación y Medida que será inicio de las redes de suministro doméstico y comercial al casco urbano de Guardamar.