Cae la tarde del jueves y decenas de coches se acercan a la pedanía de los Palacios. Las mesas y sillas de los pubs desaparecen, los decibelios aumentan y en la avenida donde se ubican los locales se registra un continuo ir y venir de gente. Es el arranque del fin de semana en una de las zonas de ocio nocturno más concurridas de la comarca y el comienzo de lo que muchos de los residentes del lugar definen como una auténtica pesadilla.

No se quejan de la actividad de estos locales, pero sí de la estampa que ofrece el lugar cuando el sol se esconde: gente haciendo botellón, vehículos estacionados que hacen las veces de discoteca móvil y calles donde el hedor a orín es casi permanente. Las llamadas a la Policía Local para quejarse son frecuentes pero sólo dos agentes patrullan cada noche las calles del casco urbano de Formentera y de esta pedanía.

Saturación acústica

El problema en los Palacios no es nuevo. Ya en 2006 el Ayuntamiento trató de poner soluciones declarando este área como "zona acústicamente saturada", una medida que prevé la suspensión de concesión de licencias que pudieran agravar la situación, limitar los horarios de los locales o restringir la velocidad de los vehículos que circulan por la zona. Los vecinos dicen que algunas de estas medidas sí han sido efectivas, como la de reducir el tiempo de apertura de los locales, que entre domingo y jueves cierran ahora a las 1.30 horas y los viernes y sábados a las 3.30, aunque otras, como la suspensión de licencias, parece ser que no han sido cumplidas por el consistorio y apuntan a que se ha permitido la apertura de nuevos bares en la zona. Creen que lo hecho hasta hoy no es suficiente y exigen al Ayuntamiento que refuerce los efectivos de policía que vigilan la zona, porque aunque también es frecuente cruzarse con patrullas de la Guardia Civil, la vigilancia no es permanente. Unas peticiones que, según dicen, no han sido atendidas.

Recurso

De otra parte, el gremio de hosteleros se queja de que las medidas adoptadas por el consistorio han perjudicado a sus negocios y creen que la solución también pasa por incrementar la vigilancia policial en la zona y disuadir los comportamientos incívicos con sanciones. Han registrado un escrito en Alcaldía para abrir cauces de diálogo entre vecinos, hosteleros y gobernantes pero aseguran no haber obtenido respuesta.

Es por ello que han decidido presentar un recurso en contra de la declaración de "zona acústicamente saturada", que aunque se declaró así en 2006, y se publicó en el Diario Oficial de la Comunidad Valenciana, el texto no incluyó el régimen de recursos pertinente, y ahora se ha vuelto a publicar . Alegan que los estudios sonométricos están desfasados porque son de 2006 y piden que se repitan para demostrar que sus locales no incumplen la normativa.

"Vendo mi piso porque estoy harta de la situación"

Yolanda es una de las residentes que ha decidido poner en venta su vivienda para intentar marcharse a vivir a otro lugar en busca de "más tranquilidad". Compró su piso hace 14 años cuando, según relata, sólo existía un bar en este área. Admite que desde que en 2006 se declaró ZAS la avenida de los Palacios, la situación ha mejorado "un poco", pero insiste en que está harta de que las calles huelan a orines, de no poder dormir o de encontrarse continuamente con botellas y vasos esparcidos por cualquier sitio. "Las soluciones del Ayuntamiento nunca llegan", se queja.

Héctor es un vecino de esta pedanía que vive en la calle donde están ubicados la mayoría de locales de ocio. Cuenta que la actividad de estos bares no le impide hacer una vida normal debido a que está muy acostumbrado y no le molesta. Dice que aunque los agentes municipales suelen multar a quien sorprenden orinando en la vía pública o bebiendo en la calle, no es suficiente porque las calles se quedan sucias. "Desde que se declaró la ZAS la situación ha cambiado mucho porque antes era más salvaje". Apunta que si hubieran más policías la situación mejoraría.