Los vecinos del residencial El Mirador no pueden más. Desde hace tres años soportan, aseguran, el ruido "desproporcionado" que genera el Colegio público Nuestra Señora del Rosario, situado justo en frente del bloque y separado tan solo por una estrecha calle. La presidenta de esta mancomunidad de 64 viviendas, María del Carmen López Bueno, lleva años registrando quejas al registro del Ayuntamiento sin recibir una respuesta. Con la tranquilidad que da el fin de curso estos vecinos se han puesto manos a la obra para intentar atajar el problema de raíz ya.

Desde que el 23 de enero de 2009 presentara el primer documento hasta el último del 29 de junio entregado en la Concejalía de Urbanismo han pasado más de tres años de "ruidos insufribles" y contaminación, tanto acústica como ambiental, provocada, mantienen, por los autobuses que saturan la calle a primera hora de la mañana e impiden a los vecinos retirar sus vehículos durante más de media hora. "Yo no puedo entender que en un centro docente pueda haber esta falta de civismo y esta falta de respeto", asegura María del Carmen, que matiza que sus quejas no van dirigidas a la actividad de los niños sino al excesivo ruido que desde los altavoces del colegio se emite en forma de música en recreos, entradas y salidas de alumnos y fiestas y al citado trasiego de los autobuses.No han recibido respuesta del Ayuntamiento -el centro es titularidad de la Generalitat- y el edil de Educación, Daniel Plaza asegura no tener constancia del asunto a pesar de los numerosos escritos que se han presentado. Ante esta inactividad, los vecinos han solicitado la ayuda del abogado Antonio García García, especialista en asuntos de contaminación acústica y miembro de la Asociación Española de Juristas contra Ruido, con el objetivo de llevar el asunto al juzgado. La directora del colegio, según el testimonio de la presidenta de la mancomunidad, se ha negado a llegar a acuerdo alguno sobre el ruido o los autobuses justificándose en la negativa del Ayuntamiento de construir un acceso integrado en una de las puertas laterales del centro para la entrada del transporte escolar.