Amoníaco, salmonella, estreptococos fecales, sulfuro, cromo o arsénico... La lista de elementos y metales pesados continúa a lo largo de más una quincena de páginas, en las que el fiscal recoge hasta qué punto los vertidos presuntamente ilegales procedentes de Murcia y Alcantarilla contaminaron al Segura, y cómo este caudal "putrefacto" en algunos tramos, "espumoso y verdoso" llegó a afectar a la Vega Baja hasta la desembocadura del río en Guardamar del Segura entre los años 1999 y 2003.

El fiscal recoge en su escrito de acusación los efectos del agua contaminada. Así, recuerda que la salmonella produce fiebre tifoidea, la contaminación microbiana infecciones hídricas, gastroenteritis o diarreas infantiles; cómo los aceites y grasas derivados del petróleo que se hallaron en los muestreos impiden la fotosíntesis y la respiración de los vegetales o cómo el arsénico tiene incidencia en el cáncer de piel. El fiscal entiende que todos estos vertidos contaminados fueron conocidos y aceptados por los exresponsables de la CHS acusados. Estos vertidos alcanzaron la huerta alicantina a través del Azarbe Mayor, con el que se abastece de riego a la huerta de la Vega Baja y Murcia.

El letrado Diego de Ramón, en su escrito de acusación en representación de Pro Río, considera que, por estos daños, los acusados son responsables de un delito por el que cabe pedir penas de entre tres y cuatro años de prisión para cada uno y multa. A preguntas de este diario, explicó ayer que desde la apertura del juicio oral en 2003 hasta hoy han pasado tantos años por los recursos de los acusados e informes periciales que estaban pendientes de realizar.