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TORREVIEJA

Rapaces de asfalto

El balcón de un piso de La Mata cuenta con un «cernimacetero» en el que una pareja de cernícalos ha criado polluelos durante los últimos años

La madre y los pollos en el «cernimacetero» de La Mata, con el entorno urbano de fondo. Antonio Sáez/Averaves

Los cernícalos son aves rapaces de presa diurnas. Normalmente se encuentran en zonas rurales. Pero les gusta el asfalto y se adaptan muy bien al entorno urbano. Tanto, que en La Mata (Torrevieja) anidan en un macetero situado en un balcón. No es una maceta cualquiera, es un «cernimacetero». Así lo han bautizado Antonio Sáez e Isabel Pitarch, dos expertos en ornitología y en su observación de la naturaleza. No es un macetero cualquiera, está situado estratégicamente lejos del acceso de los depredadores naturales de estas aves, más allá de una cuarta planta y resguardada del frío y la lluvia. Pero al margen de esa ubicación propicia las rapaces no han recibido más ayuda humana para criar. La misma pareja de cernícalos anida en el mismo balcón desde hace cinco años. Este año ya rondan la zona y esperan que regresen de nuevo para continuar con una experiencia que además se podrá seguir en directo a través de una webcam. El cortejo, la cópula, la incubación y la cría de los polluelos tiene lugar entre finales de febrero y mayo.

En esos cinco años se han criado aquí, en ese mismo nido, en pleno paraíso turístico residencial que mira al mar, 25 pollos del ave. Sin más ayuda que el «cernimacetero», construido con una manta y algo de tierra para gatos, para alojar a la madre, una media de cinco pollos y el macho.

Comejilgueros

Sáez no pretende desmentir la fama de los cernícalos sobre su alimentación depredadora de pajarillos domésticos. Pero la matiza. Es cierto que en otoño e invierno se pueden cebar con aves domésticas enjauladas. Sobre todo acuden al reclamo del canto de jilgueros y otras aves fringílidas entre rejas. Es una comida rápida y fácil que consumen en el momento, atrapándola con las garras sin importarle los barrotes, si están accesibles en un balcón. Pero en la época de cría deben llevar el alimento a los pollos. Y en ese momento los cernícalos se alimentan sobre todo de insectos -les encantan los saltamontes-, ratones, lagartijas y gorriones. En alguna ocasión el macho ha llegado al «cernimacetero» con un gazapo de conejo y en otra, con crías de avocetas de un nido del muy cercano Parque Natural de Las Lagunas de Torrevieja y La Mata.

Sáez cree que las aves repiten en el mismo criadero porque se encuentran cómodas. En La Mata hay otras cuatro o cinco parejas, también compartiendo un medio urbano, y en el casco urbano de Torrevieja otras tantas. Los promotores de esta singular iniciativa de acercamiento a la naturaleza más salvaje, se ocupan además de no tener conflictos con los vecinos porque esta rapaz pequeña no deja de imponer sus 38 centímetros de cabeza a cola y la envergadura de sus alas, y cuando caza a 20 metros de altura, se precipita en picado hacia su presa.

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