El Ayuntamiento de Torrevieja había previsto adjudicar a lo largo de este año la elaboración de un estudio sísmico sobre la vulnerabilidad de las edificaciones del casco urbano al riesgo sísmico. El hecho de que los presupuestos municipales hayan estado prorrogados durante prácticamente todo el ejercicio, con escaso margen para nuevos gastos y la entrada en vigor de nuevos condiciones a la hora de contratar de para poder sacar adelante la prestación de servicios, han retrasado su tramitación.
El objetivo de esta propuesta es que inicialmente la Universidad de Alicante realizara un primer informe sobre las zonas que habría que estudiar sobre el terreno. A continuación, se adjudicaría a una empresa especializada el abordaje del trabajo de campo.
Las dos zonas planteadas para su análisis son las urbanizaciones de Las Torretas I,II y III, levantadas a finales de los setenta sobre suelo aledaño a los saladares de la laguna de Torrevieja. También se plantea el mismo trabajo un radio de varios kilómetros en torno a las edificaciones en altura construidas también en ese mismo periodo en primera línea de la playa del Acequión.
El expediente se inició a finales de 2013 en el área de Urbanismo a instancias del director general de Distritos y Desarrollo de la Ciudad Javier Mínguez que ha impulsado en el municipio las iniciativas para hacer frente a un riesgo real de terremoto, con un Plan Especial frente a Riesgo Sísmico, al que siguió un simulacro a gran escala llevado a cabo por el Ayuntamiento en coordinación con la Generalitat en 2013 y en el que participaron varios colegios e institutos y todo tipo de dotaciones de emergencias.
Lorca
Este proyecto tiene su origen además en la experiencia del estudio de las consecuencias del terremoto de Lorca de mayo de 2011. Aquel terremoto tuvo mucho mayor incidencia de la asociada a su magnitud de 5,1 grados al confluir tres variables, según los expertos.
Un epicentro excepcionalmente superficial situado a menos de un kilómetro de profundidad, el tipo de terreno sobre los que se asientan algunos de los barrios de la localidad murciana que amplificó las consecuencias del temblor y, en tercer lugar, según los informes realizados a posteriori, el hecho de que elementos como saledizos de balcones y otros de las fachadas de edificios con décadas de antigüedad no estuvieran lo suficientemente preparados para soportar la sacudida. La caída de cascotes de grandes dimensiones a la calle, cuando los vecinos ya estaban en el exterior de sus viviendas, y no el derrumbe de estructuras fue lo que causó la mayoría las nueve víctimas mortales y más de 300 heridos de aquel terremoto.
Torrevieja, al igual que otros municipios de la comarca, fue destruida por completo por un temblor de tierra en marzo de 1829. El terremoto causó 389 víctimas mortales. La Vega es el área con mayor riesgo sísmico de la Comunidad.
