El emblemático Teatro Cortés de Almoradí reabrió sus puertas durante las Navidades tras ejecutarse la segunda fase del proyecto de reformas al que está siendo sometido para posibilitar que luzca incluso mejor que el primer día. La estructura del centenario edificio, que fue inaugurado en 1908, ha sido reforzada con la instalación de un forjado sanitario, nuevo parqué y cortinas así como con modernas butacas que se estrenaron hace unas semanas con la celebración de una zarzuela, el mismo espectáculo con el que fue inaugurado.
En total se han invertido 300.000 euros con cargo al Plan de Infraestructuras Culturales de la Generalitat. La obra ha servido para eliminar las dos primeras filas de asientos, algo que ha permitido aumentar el espacio destinado al foso de los músicos e incrementar el espacio existente entre las butacas, lo que ha posibilitado que los espectadores estén a partir de ahora más cómodos. Con el objetivo de mejorar la visibilidad, los operarios le han dado una pendiente de 30 centímetros al patio de butacas, algo que hasta ahora no existía.
Pero no todas las reformas son perceptibles a simple vista para el espectador. El proyecto ha servido también para instalar un forjado sanitario sobre la base del edificio, algo de lo que carecía. Según trasladó a Efe la concejala de Cultura, Isabel Martínez, al levantar el suelo de la zona central del edificio se detectó que la tierra esta mojada debido al alto nivel de humedad y, por ello, aprovecharon los trabajos para realizar una «solera de hormigón e instalar un sistema de ventilación mecánica».
La misma recordó que esta segunda fase de reformas se ha ejecutado después de los trabajos realizados durante la pasada legislatura, que sirvieron para instalar el peine eléctrico del escenario, cambiar los aseos y adaptar las instalaciones a las normativas contra incendios y accesibilidad.
A la espera de que se acometa la tercera fase de reformas, que consistirá en la climatización del edificio con la sustitución de la cubierta, Almoradí vuelve a disfrutar de un edificio que se erige como emblema de su actividad cultural y por cuyo escenario han pasado artistas de la talla de Lola Flores, reconocidas actrices y actores como Lola Herrera o Gabino Diego, así como un sin fin de grupos musicales y de teatro de toda la geografía nacional que han hecho llorar de risa y de emoción a varias generaciones de familias almoradidenses.
