Las orugas de procesionaria campan a sus anchas por las instalaciones municipales de Parques y Jardines situadas en la calle Zoa con San Pascual y se han extendido a las calles aledañas, según aseguró ayer la concejala Carmen Gómez (PP). Según el partido de la oposición varios vecinos contactaron con la edil para trasladarle su «inquietud» ante la aparición de filas de procesionaria en la calle San Pascual y la preocupación que causaban «las hileras de estos bichos» en una zona cercana a un colegio, «con de lo peligroso que es que estos insectos tan tóxicos estén cerca de lugares de paso para niños, sobre todo si son pequeños». Estas orugas, explicó la edil, «son extremadamente urticantes, y al contacto con la piel humana, o de otros animales, puede producir una gran serie de ronchas», que incluso, en el caso de pequeños animales que puedan llegar a ingerirlas pueden llegar acabar con su vida.

Ante la alerta vecinal la edil pudo observar la acumulación de bolsas-nido de procesionaria del pino viva en las instalaciones municipales, dentro de un contenedor abierto y con las bolsas rotas, «lo que -a su juicio- convierten este hecho en un problema de salud pública, tanto de los trabajadores municipales como para los viandantes y vecinos».

La edil achacó esta situación a la «ineptitud» del edil de Parques Domingo Soler, asegurando que «es el resultado de una profesión mal aplicada a la política porque -a su juicio-. Gómez instó al responsable de Parques y Jardines a tomar las medidas oportunas para solucionar este problema» e indicó que cualquier profesional sabe que las bolsas-nido de procesionaria deben ser quemadas para matar la oruga.