La asociación de vecinos «San Miguel Arcángel» de San Miguel de Salinas ha mostrado su rechazo a la posible instalación de una macroplanta para el tratamiento de 100.000 toneladas de basura en el municipio. El proyecto ha sido presentado por una empresa y el Consorcio Vega Baja Sostenible ha acordado que los técnicos lo estudien. El colectivo asegura que no quiere una planta de esas características, asociada a un vertedero, ni en su localidad ni en ninguna otra de la comarca.

El grupo vecinal, al igual que la Plataforma Residuo Cero Vega Baja de la que forma parte, defiende la necesidad de implementar un cambio del modelo comarcal de gestión de los desechos. Lo que proponen es potenciar la separación de los residuos en el domicilio y la recogida a través del sistema «puerta a puerta». A su juicio, «tiene una importancia capital la separación de la fracción orgánica, que supone casi la mitad de los residuos de la bolsa de la basura y es la fracción más contaminante, generadora de lixiviados». Aducen que la solución puesta en práctica en Europa, en muchas ciudades españolas y de la Comunidad Valenciana es el compostaje aeróbico en el mismo lugar donde se genera con la promoción del compostaje individual y comunitario entre la población. «Las medidas anteriores se complementan con políticas tendentes a la reducción, reutilización de residuos y al aumento de las tasas de reciclaje con la implementación de medidas complementarias a las existentes, como los sistemas de depósito, devolución y retorno para la recuperación de las envases de bebida».

Consenso

Para abordar la solución a la problemática de la gestión de los residuos en la comarca, esta asociación de vecinos considera que es fundamental que se materialice un consenso entre todas las fuerzas políticas en base a modelos sostenibles como el propuesto y un pacto con la ciudadanía basado en los principios de transparencia, participación e implicación de los vecinos como sujeto activo en todo el procedimiento, que tienda al cambio de hábitos más ecológicos y sostenibles en la gestión de los residuos domésticos por parte de la población.

«La ciudadanía de nuestra comarca ha padecido experiencias desastrosas, traumáticas y catastróficas en la gestión de los residuos como las de los vertederos de Campoamor y de la Murada, que han sido ejemplo internacional de malas prácticas en el tratamiento de los residuos. La carencia de infraestructuras es un grave problema pero a su vez, al estar libre de hipotecas, supone una ventana de oportunidades para propiciar un cambio de modelo en la gestión de residuos más económico y sostenible. Esta oportunidad quedará cerrada con la adjudicación de la contrata de gestión por parte del consorcio», trasladó ayer la asociación.