La gota fría se cebó con la Vega Baja y uno de los municipios que más la sufrió por la convergencia de varios hechos fatales -las intensas lluvias, el desbordamiento del río y las roturas en las motas del cauce- fue Dolores.

P Su municipio fue uno de los más perjudicados y las consecuencias aún son visibles y lo seguirán siendo durante mucho tiempo. ¿Cómo vivió esas angustiosas horas?

R Dolores es el municipio más bajo de la Vega Baja, es su desagüe. Si a eso le sumas la cantidad de agua que cayó, el desembalse de agua en Santomera, el río desbordado y que, encima, se rompa en Almoradí, pues apaga y vámonos. Todo eso sucedió y fue angustioso, sabíamos que iba a haber inundaciones y por eso avisamos enseguida a la población para que evacuara las zonas de huerta y se situara en pisos altos.

P Las inundaciones continúan en el término municipal, sobre todo en la huerta...

R Estamos trabajando para desaguar. Es laborioso porque hay muchísima agua. En cuanto a las infecciones sabemos que hay alarma social por el tema de las plagas de mosquitos, pero estamos fumigando para evitarlas y se están viendo los resultados en el municipio.

P ¿Cómo valora el comportamiento del Consell en esta catástrofe?

R Excepcional. El presidente Ximo Puig ha estado en la Vega Baja desde el primer día y gracias a él pudimos tener luz cuando se fue, gracias a una llamada que hizo por teléfono. Entró a Dolores en el camión de los bomberos porque estaban inundadas las entradas. Es algo que hay que valorar y su rapidez también en la concesión de ayudas.

P ¿Qué es lo que más le preocupa ahora?

R Cuando piensas que ha terminado todo, se plantea un problema, y después otro... Hay 700 casas afectadas. Aún hay muchas personas que no han podido volver a sus hogares. Y quienes se han visto afectados doblemente en su casa habitual y en la de la huerta y no sé si las ayudas les van a llegar por las dos o solo por su domicilio habitual.