La plataforma Segura Transparente alertó ayer que los ayuntamientos de la comarca podrían cometer el mismo error que en 1987 cuando, tras la riada que asoló la Vega Baja, muchos municipios aprovecharon para aprobar planes urbanísticos en zonas que eran inundables. El portavoz de la plataforma ecologista, José Manuel López Grima, señaló que «en 1987 el Gobierno invirtió 80.000 millones de euros en un plan de avenidas con el que se quiso justificar que habían acabado las riadas en esta tierra y lo que hicieron los ayuntamientos fue iniciar una estampida de planes urbanísticos que llenaron de viviendas la huerta sin ningún conocimiento de la repercusión que tenía». En este sentido, criticó que ahora los alcaldes vuelvan a hacer lo mismo en referencia al memorándum firmado el pasado 1 de octubre por todos los regidores en el que piden al gobierno central una serie de infraestructuras de carreteras o de ferrocarril. «Todas las obras que se plantean son carreteras y trenes, infraestructuras y más infraestructuras, pero nadie plantea qué vamos a hacer con los planes urbanísticos para que no vuelva a ocurrir esta desgracia», denunció.

«Segura Transparente» tiene previsto organizar un acto en la biblioteca María Moliner de Orihuela, el próximo 22 de octubre, para que cualquier ciudadano, y sobre todo los damnificados, expongan la problemática surgida tras la DANA y se puedan plantear soluciones. Este mismo acto abierto al público se va a celebrar en San Fulgencio, Guardamar y Dolores, tras haberse organizado en Almoradí. Para el portavoz de «Segura Transparente» el principal problema de la devastación que sufrieron municipios como Orihuela o Benferri es el haber permitido construir sobre zonas inundables. «Y no todo es culpa del presidente de la CHS, también de muchos de los alcaldes por no haber hecho lo que se debía hacer y por no presionar a la Confederación para que arreglara el cauce del río», dijo.

Para esta plataforma la Vega Baja tiene tres grandes problemas a resolver que son el embudo del río en Orihuela y en Rojales, donde discurre por el casco urbano, y la rambla de Abanilla «donde debería hacerse una presa de regulación». «No debemos consentir que después de la gota fría se hagan cuatro obras y digan que todo está solucionado», dijo López Grima, «porque el problema es de fondo, y si Orihuela sigue construyendo donde no debe y si no pone medidas en sus planes urbanísticos y no corrige la rambla de Abanilla, dentro de cuatro días volveremos a llorar», zanjó.